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INDICE.-
Noticias.- SEMINARIO: “Biomedicina, Ciencias Sociosanitarias y Humanidades Médicas: hechos y valores”.
Comentario de libros.- Rowlands M. El filósofo y el lobo. Seix y Barral. Barna 2008. Màrius Serra: Quieto. Barcelona: Anagrama, 2008.
Webs de interés.- Conferencia Valparaio.
Artículo comentado.-
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Noticias.-
SEMINARIO: “Biomedicina, Ciencias Sociosanitarias y Humanidades Médicas: hechos y valores”. Ponente: Diego Gracia.
Martes, 14 de diciembre de 2010, 18-20 hs.
Sede del seminario: Sala de Juntas, Decanato, Facultad de Medicina UAM, Arzobispo Morcillo, 4, 28029 Madrid.
Resumen del contenido de este seminario:
El papel esencial de las humanidades médicas hay que entenderlo a partir de la dicotomía entre hechos y valores. Todo enfermo que llega a una consulta ofrece, a través de la anamnesis, la exploración clínica y las pruebas complementarias, una serie de datos sobre sus disfunciones biológicas. Pero esos datos científicos vienen necesariamente amalgamados en una compleja estructura que incluye también muchos tipos de valores: valores económicos, valores sociales, culturales, éticos, estéticos, religiosos… valores personales que determinan profundamente, en cada caso particular, la forma de enfermar, la forma de relacionarse con el médico y la forma de responder al tratamiento.
Ahora bien, esas diversas perspectivas desde la que hay analizar los hechos y los valores (que necesariamente existen en la salud y en la enfermedad) pueden agruparse en tres grandes tipos, que corresponden a tres grupos diferentes de disciplinas y a tres metodologías:
1. Las ciencias naturales
2. Las ciencias
3. Las humanidades (y entre ellas las humanidades médicas) son disciplinas que se ocupan del estudio de los valores en tanto que valores.
El método propio de las humanidades (incluidas las médicas) es la deliberación.
3. Quinto Simposio Internacional de Teoría de la Medicina:
“Teoría de la Medicina y Gobernanza del Sistema Sanitario”
Fechas: Mayo 2011, martes 24 de 16 a 20 hs y miércoles 25 de 10 a 14 hs.
Programa provisional (ampliado en relación al borrador anterior):
Conferencia inaugural: Prof. J. A. Rodríguez Montes (Decano de la Facultad de Medicina, UAM): “De la Medicina clásica a las nuevas patologías”
Ponencias:
1. J. F. Álvarez Álvarez (Facultad de Filosofía, UNED): «Tecnología, medicina y paternalismo libertario: entre expertos y pacientes»
2. E. Baca (Facultad de Medicina, UAM): “Imagen social y realidad de la Industria Farmacéutica”
3. H. Blasco (Psiquiatra, investigador Rio Hortega, Fundación Jiménez Diaz): “Servicios públicos de salud y sanidad privada a la carta: hacia un mundo feliz”
4. F. Borrell (Departamento de Ciencias Clínicas, Universidad de Barcelona): “Mesogestión. Condicionantes psicológicos del gestor sanitario”
5. J. Echeverría (UPV): “Gobernanza de la medicina y usuarios de un sistema sanitario”
6. B. K. Gherab Martín (Universidad de Illinois, Urbana-Champaign, Investigador invitado): “Las publicaciones médicas en la actualidad”.
7. J. L. González Quirós (Universidad Rey Juan Carlos, Madrid): “La medicina y los poderes públicos”
8. J. C. Hernández Clemente (Facultad de Medicina, UAM): “Filosofía de la medicina actual”.
9. J. Lázaro (Facultad de Medicina, UAM): “Las tres caras de Asclepio: ciencia biológicas, ciencias sociales y humanidades en la medicina del siglo XXI”.
10. J. J. Martínez Jambrina (Servicios de Salud Mental, Avilés, Asturias): “La curación del alma moderna, ¿mito o realidad?”
11. C. Pose (Instituto Teológico Compostelano, Universidad Pontificia de Salamanca): “El concepto de salud y sus significados morales”
12. M. González (Profesora de biología, CEU) D. Teira (Facultad de Filosofía, UNED): “Las nuevas enfermedades ¿realidad médica o construcción corporativa?”.
13. M Toboso (Instituto de Filosofía, CSIC): “Tecnologías sociales y nuevas prácticas médicas”
14. D. Gallian (Doctor en Historia, Escuela Paulista de Medicina, Universidad Federal de Sao Paulo, Brasil): «Programas de Humanización de la Medicina en Brasil: entre políticas ortodoxas y prácticas heterodoxas».
Un saludo
José Lázaro
Comentario de libros.-
Rowlands M. El filósofo y el lobo. Seix y Barral. Barna 2008. Encontré este libro de forma casual y me cautivó por dar una visión algo diferente de las cosas.
De un lado, la frescura del relato en primera persona o mejor dicho, en una dualidad unificada (lobo y hombre, “nación de dos” le llama su autor) de una década de vida. Dejando hablar al lobo que hay en cada uno de nosotros, silenciando la cháchara del simio.
De otro, a lo largo de un discurso y reflexiones amenos, este profesor de Filosofía, se adentra en lo que el hombre tiene de animal y rescata lo que ello conlleva en nuestras relaciones con los demás y en la forma de afrontar la vida. En la foto se aprecia el tamaño de la cabeza de Brenin, el lobo protagonista, junto a su dueño (al que acompañó en sus diferentes residencias a ambos lados del Atlántico e incluso en sus clases) y es evidente que no resulta fácil dejar de lado a esa mascota, de ahí su impronta…
Inicia el texto comparando al simio y al lobo y presenta los valores del primero como toscos e inútiles; no se puede cuantificar lo que tiene verdadero valor en la vida. Lo más importante es SER. La esencia del lobo precede a su existencia. La parte símica de nuestra alma debiera situarse tras la lúpica.
El cerebro del simio ha crecido por exigencias del mundo social, manipulación y mentira incorporadas a una inteligencia superior. Sus relaciones plantean un contrato para obtener algo a cambio; lo firmas con quien te ayuda. Las relaciones del lobo exigen lealtad, el autor se hace “vegetariano moral”.
La excelencia depende de lo que uno es. Cada animal trae consigo su propia forma de vida y qué destrezas son mejores o más útiles dependen de ella.
La vida no tiene sentido, tiene valor por las cosas que suceden en ella. Presenta los momentos desagradables como los más valiosos, contrastarlos cuando surgen los buenos.
Irrelevancia del “nunca más”. No hay sentido final. El tiempo como un círculo, no como una línea. “La forma más importante de recordar a alguien es siendo la persona en que ese alguien nos convirtió, al menos en parte, y viviendo la vida que contribuyó a forjar”
Pilar Arroyo Aniés, MFC, Pamplona.
Màrius Serra: Quieto. Barcelona: Anagrama, 2008. ISBN: 9788433971838, 156 páginas más un folioscopio final
Màrius Sierra, escritor, crítico y enigmista catalán ha traducido al castellano su libro Quiet, dedicado a las vivencias y recuerdos familiares con su hijo Lluis, a quien cariñosamente se refiere como Llullu. Un niño que nació con una grave encefalopatía de origen no identificado pero que mereció una calificación de minusvalía del 85%.
Serra recoge sin un orden cronológico estricto los recuerdos de la vida familiar con Llullu, tanto en Barcelona, donde reside la familia, como en las distintas partes del mundo a donde se han esforzado en seguir viajando a pesar de las dificultades planteadas por la discapacidad de su hijo. Viajes en los que acompañando a los Serra encontraremos personas comprensivas y empáticas o familias que tienen en su seno algún afectado de discapacidades tan graves como la de Llullu. Pero también chocaremos con la insolidaridad y el rechazo, como en un restaurante pijo de Génova.
Llullu no habla, no se mueve, pero todos los días sufre crisis convulsivas apenas mitigadas por la abundante medicación que recibe, primero por vía oral, machacada en un complejo proceso que parece un espectáculo para los habituales del bar donde desayuna la familia, y más tarde a través de la sonda de gastrostomía que es necesario implantar ante los progresivos problemas deglutorios del niño.
Pero Llullu es objeto del cuidado, de la atención, del amor de su familia, que busca remedios en cualquier lugar. Una insospechada visita a la basílica de San Pedro, en Roma, ofrece al padre la oportunidad de prometer hacerse religioso si así se obtiene la curación de su hijo. Tal es su empeño y su desesperación que estaría dispuesto a sacrificar sus convicciones futbolísticas y hacerse socio del Real Madrid, lo que se supone que para un culé es la versión laica y postmoderna de vender el alma al diablo. Unos padres que tras constatar la impotencia de la medicina oficial, se embarcan en un peregrinaje clandestino por sucesivas técnicas milagreras, sin que lo sepan los facultativos del niño. Visitan así a médicos que a pesar de las explicaciones, la palabrería y los sofisticados remedios que ofrecen no resultan más eficaces que los de los profesionales que habitualmente atienden a Llullu.
Las muchas jornadas pasadas en el hospital, con prolongadas estancias en UCI, no aportan la tranquilidad o la indiferencia de la costumbre. Al contrario: cuando los padres saben que la hermana mayor de Llullu tiene una otitis complicada y de riesgo, reciben reconfortados la información porque saben que a pesar de la gravedad, existe una solución para su problema. Algo que nunca consiguen para su hijo. La reflexión de Serra al respecto es ilustrativa:
“Cuando la medicina puede diagnosticar, tratar y derrotar las enfermedades deberíamos organizar una fiesta de celebración. Nos pasamos la vida celebrando éxitos absurdos y en cuanto olemos una bata blanca ya nos ponemos de mala leche. Cuando la medicina puede comprender la naturaleza del mal y modificarlo, es para tirar cohetes. ¿Es que tenemos algo mejor para celebrar que la salud y la vida?”
Y Llullu, con su discapacidad, su inmovilidad, su silencio, es un miembro más de la familia. Querido, cuidado, se le concede personeidad y calidad humana. A pesar de ello, la dolorosa conciencia de que Llullu nunca podrá alcanzar todo aquello (alegrías, placeres, sinsabores, sufrimientos) que constituye la esencia de nuestra existencia, genera una angustia y un sufrimiento en el padre, que no puede evitar el llanto al ver correr a su sobrino y constatar que nunca se lo verá hacer a su hijo. Como reparación, como homenaje al niño y al deseo paterno (“Quiero ver caminar a mi hijo, Jordi. Más aún, ¡quiero verle correr!”), el autor remata el libro con un folioscopio trabajosamente elaborado con la ayuda de un amigo artista gráfico y que permite, por el procedimiento de pasar las hojas con rapidez, crear la ilusión (en las variadas acepciones del término) de que Llullu puede superar su quietud, su inmovilidad, y es capaz de correr. A pesar de ello, al pie de cada página y como si lo enunciase el propio niño, se nos hace ver todo aquello que nunca olvidará porque no ha sido capaz de fijarlo y recordarlo. Aunque para Locke las personas lo somos porque y en tanto recordamos nuestra biografía, el amor de la familia Serra hace persona a Llullu a pesar de su aparente absoluta carencia de recuerdos.
Una de las escenas más tristes y sombrías del libro reproduce el entierro de una niña, en edad preadolescente. Serra, que asiste a la ceremonia, imagina que los problemas de salud de Llullu no le permitirán sobrevivir muchos años. En verano de 2009 se cumplió ese sombrío vaticinio con el fallecimiento de uno de los niños más discapacitados, pero también más amados, que puedan imaginarse.
Juan Medrano, Bilbao.
Webs de interés.-
Conferencia Valparaiso.- Gracia D.- «Nuestra situación intelectual: Zubiri en el horizonte de la complejidad» III Congreso Internacional X. Zubiri.
Diego Gracia pronunció la conferencia inaugural del Congreso Internacional X. Zubiri celebrado en 2010 en la ciudad de Valparaíso.Para nuestra fortuna ahora resulta posible disfrutarla en casa mediante esta videograbación que la Fundación Zubiri ha colgado en abierto. En dicha conferencia Diego pasa revista a diversos conceptos centrales en la filosofía zubiriana, destacando algunas simplificaciones y preguntándose en qué consiste llevar una vida intelectual digna. La física del siglo XX pasa a concebir el Cosmos como indeterminado, campal, constituido por relaciones de mutua influencia –respectividades- y las categorías filosóficas de Zubiri pasan por el cedazo de estas concepciones de la Física del siglo XX. El acto de aprehensión primordial, el logos y la razón son tres momentos de un solo acto. No existen aprehensiones primordiales, la aprehensión primordial es un momento del acto, y el acto es aprehensión, y en ella siempre hay un momento formal (nos abre a la realidad) y de contenido, (significado para el sujeto). La percepción siempre está construida, siempre está mediada. Las sensaciones también. La comprensión de la realidad se hace con intervención de la irrealidad, lo que es ve con mayor claridad en las matemáticas. La postulación matemática acaba teniendo propiedades mas allá de lo postulado, hay un plus de realidad. Los sistemas no son lineales cuando tratan de acercarse a la realidad. La formalidad de la realidad es el momento Absoluto de la realidad. Por lo demás la realidad es un sistema, y en el sistema podemos distinguir unas propiedades sistemáticas además de las constitutivas. Las relaciones entre estas propiedades tampoco es lineal. La esencia del ser vivo es una estructura, y una estructura es un conjunto de propiedades sistemáticas. A partir de estas ideas Diego Gracia cree que hemos de aprender a pensar con categorías nuevas: campal, funcionalidad entre sistemas, “yo soy un elemento del universo y con solo pensar ya estoy interactuando con el Universo”. No hay un observador total, cada ser humano es un punto de vista del Universo (Ortega). La verdad implica “estar” previamente en las cosas. Las ideas surgen como consecuencia de una actividad, de un estar. A partir de esta premisa Diego deduce lo que será una vida intelectual digna y reinterpreta el concepto de religación. Muy recomendable para quienes deseen profundizar en el pensamiento de Zubiri y adentrarse en lo que podríamos considerar la metafísica española del siglo XX, (pero actualizada por Diego en diversos momentos de la conferencia). Merece la pena escuchar la obra para piano “Respectividades” de Enrique Reyes,en la introduccion del video comentado.
Francesc Borrell, Barcelona.
Artículo comentado.-
Room R, Lubman DI. Politics and science in classifying the dangers of drugs. EBMH 20101; 13: 97-99
El portal del grupo BMJ (http://group.bmj.com/products/journals/) permite acceder sin cargo a un artículo seleccionado de todos los números de gran parte de sus publicaciones. La revista Evidence Based Mental Health ha elegido un escrito con rango editorial de los australianos Room y Lubman que resulta especialmente relevante a la luz de la polémica científico – política desencadenada en los últimos meses por David Nutt desde su antiguo puesto de asesor principal en materia de drogas del Ministerio del Interior británico en 2009.
Nutt, prestigioso catedrático, es uno de los más reconocidos expertos internacionales en la psicofarmacología de las drogas, pero fue cesado de su puesto como asesor tras protestar en una conferencia en julio de 2009 por el paso del cannabis a un grupo de tóxicos calificados de mayor riesgo (droga tipo C). Para Nutt, el alcohol o el tabaco son más dañinos y peligrosos que el cannabis, el éxtasis o el LSD. La polémica demostró la incapacidad del ministerio (y, por extensión, de los estamentos políticos) para aceptar puntos de vista basados en la experiencia y la investigación científicas si contradicen sus prejuicios y presupuestos. En su momento, Nutt expuso en NewScientist su punto de vista al respecto, polémico hasta el punto de sostener que consumir éxtasis es menos perjudicial que montar a caballo.
La cuestión, como señalan Room y Lubman, dista mucho de ser menor. El control de los gobiernos sobre las sustancias psicoactivas, cada vez más estricto, pasó de afectar a 17 productos en 1931 a englobar 282 en 1995, sin que el celo de los estados haya conseguido controlar en paralelo el abuso de drogas. Además, la intervención política mantiene como legales dos productos, el alcohol y el tabaco, con riesgos conocidos para la salud y la sociedad.
Argumentan los autores que el concepto de peligrosidad de una sustancia psicoactiva puede basarse en diversos criterios, como los riesgos derivados para el sujeto de la sobredosis, la tendencia del producto a producir adicción, los efectos colaterales de la vía de administración (con el peligro de contagio que conlleva, por ejemplo, la inyección intravenosa) o los daños que el consumo pueda acarrear a la sociedad. La aplicación de este tipo de estándares obliga a reconsiderar el estatus de algunas drogas, como el dronabinol (THC, integrante del cannabis), para quien se propone una clasificación menos restrictiva que la que le otorgó en su momento el gobierno británico. Pero, como bien apuntan los Room y Lubman, la conceptualización del riesgo inherente a los productos psicoactivos no es ajena a valores sociales y políticos que además varían notoriamente en función del momento histórico o del marco geográfico y cultural. En el nuestro, la permisividad frente a las dos sustancias legales, el alcohol y el tabaco, pone de relieve el choque entre la Ciencia y la Política.
El corolario a la polémica, por cierto, es un trabajo que el propio Nutt junto con Leslie King publicó en Lancet a primeros de noviembre, con un amplio eco en la prensa “legal”, que lo glosa en titulares que proclaman que el alcohol es más perjudicial que la heroína o el crack. Un resumen nada descaminado a la luz de las conclusiones del artículo, apoyadas a su vez en criterios como la mortalidad, el daño a terceros o las consecuencias en las relaciones personales. El objetivo confeso de los autores es ayudar, con este trabajo, elaborado mediante Análisis de Decisión Multicriterio, a la creación de políticas estatales más eficaces para mitigar el impacto social de las sustancias adictivas. Nutt y King emplean nueve criterios relacionados con el daño que una droga causa en el individuo (mortalidad a causa directa del consumo, mortalidad derivada del consumo, daño directo a causa del consumo, daño derivado del consumo, dependencia, discapacidad mental a causa del consumo, pérdida de capacidades de la percepción, daño a las relaciones personales y lesiones) y otros siete con los daños causados a otros (crimen, conflicto familiar, daño al entorno cercano, daño al conjunto de la sociedad, coste económico y deterioro de la cohesión comunitaria). Además, subdividen cada uno de ellos en cinco subgrupos referidos a daños físicos, psicológicos y sociales. Valoran cada sustancia del 0 (mínimo) al 100 (nivel máximo de daño causado en cada criterio específico).
Siguiendo este método el alcohol obtiene la puntuación máxima, 72, seguido de la heroína (55) y el crack (54). La metanfetamina 33, la cocaína, 27, el tabaco, 26, las anfetaminas, 23, el cannabis, 20, el ácido gama-hidroxibutírico, 8, las benzodiacepinas, 15, la ketamina, 15, la metadona, 14, la mefedrona, 13, el butano, 10, el khat 9, el éxtasis 9, los anabolizantes, 9, el LSD, 7, la buprenorfina, 6 y por último, los hongos, 5. Estos resultados llevan a Nutt y King a concluir que el alcohol no solo es la sustancia más perjudicial en términos generales, sino que casi triplica el daño causado por la cocaína y el tabaco. La heroína, el crack y la metanfetamina son las sustancias más dañinas para el consumidor, en tanto que el alcohol, la heroína y el crack son las más perjudiciales para el entorno directo.
Aunque las conclusiones del trabajo de Nutt y King o su metodología puedan ser objeto de discusión, no deja de ser cierto, como señala el artículo que comentamos, que la conceptualización y caracterización de las drogas psicoactivas es otro terreno en el que chocan en conflicto la ciencia y los valores.
Juan Medrano, Bilbao.