CÍRCULO DE CIBERLECTURA
ÍNDICE
Noticias.- Primer Congreso Ibero-Latinoamericano de Ética y Salud Pública
Comentario de libros.- En busca de la identidad perdida.
Webs de interés.- RECERCAT
Artículo recomendado.- The Lancet Commission on medicine, Nazism, and the Holocaust
Vídeo recomendado.- Medicina e Inteligencia Artificial.
NOTICIAS
Primer Congreso Ibero-Latinoamericano de Ética y Salud Pública Cuarto Congreso Internacional de Filosofía de la Salud Pública. San José, Costa Rica, 11, 12 y 13 de noviembre del 2024. Presencial y on-line. Organiza: Laboratorio Iberoamericano de Ética y Salud Pública GEHUCT (Grup d’Estudis Humanístics sobre Ciència i Tecnologia) de la UAB (Universitat Autònoma de Barcelona)
Ya tenéis a vuestra disposición el último número de Folia Humanística (3)2:2023 (Open Access):
TEMA DEL DIA. Prevención del suicidio. Una perspectiva salubrista. De lo individual a lo colectivo.
PENSAMIENTO ACTUAL. Pensamiento crítico en la docencia y la práctica de la medicina.
ARTE, SALUD Y SOCIEDAD. Decisiones. Atención a las historias.
COMENTARIO DE LIBROS
Gracia D. «En busca de la identidad perdida». Triacastela. Madrid 2020.
¿Filósofo?, ¿médico?, no, Diego Gracia se define como profesor, un profesor agradecido a la vida y a la fortuna por poder ser quien es, y poder transmitir las enseñanzas recibidas de Zubiri y Laín Entralgo, entre otros. El libro que hoy comentamos posiblemente no sea el más importante que ha escrito, pero desde luego nos sitúa muy bien en las coordenadas desde las que reflexiona. Los diferentes capítulos son artículos que aparecieron sobre todo en la revista de ética de la Universidad Complutense, revista dirigida por L. Feyto. Y el hilo conductor que elige Diego para juntarlos es el tema de la identidad. ¿Cuál es la importancia de este tema? Diego nos aclara el tema en las primeras páginas del libro:
Se trata de un fenómeno sumamente curioso, ya que eso que los seres humanos somos o creemos ser, no es creación propia nuestra sino del medio en que vivimos. No «tenemos» identidad desde el primer momento, sino que más bien la «cobramos» en el trato con los otros, con lo que no somos nosotros mismos. La identidad tiene un carácter recursivo, surge por reflujo de aquello que, precisamente, no somos nosotros mismos. Por eso decía Zubiri que no cabe identificar el Yo, propio de la personalidad, con la realidad personal, lo que Zubiri llamó personeidad. La personeidad se tiene, en tanto que la personalidad se cobra. Y su resultado es el Yo, la identidad personal.
Debemos mucho al entorno familiar y social, de manera que “cuando alguien viene al mundo en una sociedad determinada, no tiene más remedio que introyectar el depósito de valores que todas las generaciones anteriores han ido objetivando con sus actos en esa sociedad. Esto no es libre sino absolutamente necesario. Asimilamos la lengua, los usos, las costumbres, los gustos culinarios, artísticos, incluso los vicios. Si se nace en una sociedad corrupta, no puede no introyectarse la corrupción. Luego, cuando llegue a la edad adulta, la persona podrá plantearse qué hacer con sus actos, si aumentar la corrupción del depósito de valores propio de su pueblo o disminuirla. Pero en principio, no tiene otro remedio que asumirla. El infante no solo es hijo de sus padres sino también del depósito de valores de su sociedad. Por eso Zubiri decía que, al venir al mundo, todo ser humano asume dos herencias: de una parte, la «transmisión genética» que procede de sus padres biológicos; y de otra, la «tradición de los valores» presentes en el depósito objetivo de la sociedad en que venga al mundo. Conviene recordar que «tradición» viene del latín traditio. que a su vez traduce el término griego parádosis, que significa «entrega». Al nacer no solo se nos transmiten unos genes, sino que también se nos entrega un depósito cultural. Como diría un clásico, velis nolis, queriéndolo o sin quererlo. Esto no es optativo”.
El resultado de esta inmersión en una comunidad es que “la identidad se cobra por introyección de los valores del medio en que uno nace y vive. Así se logra la identidad familiar, y la local, la nacional, la religiosa, etc., etc.” E incluso más: “en nosotros no hay una identidad sino varias, muchas. Formamos parte de distintos colectivos y por eso nos constituyen diversas identidades”.
Aparece entonces uno de los núcleos de la identidad: hacernos a nosotros mismo, eso es, hacernos en nuestras actitudes, creencias, valores, a partir de lo que se nos ha dado, pero no limitados por esta herencia: “Hemos visto en la identidad lo que tiene de reflujo del medio sobre nosotros, pero no el modo como cada uno tiene que construir su propia identidad, su propia «autonomía», desde todos esos influjos, pero sin identificarse necesariamente con ellos, y sobre todo sin absolutizarlos, de tal modo que se nieguen los demás.” (…) “Nunca la humanidad ha contado con medios tan potentes como los actuales para conseguir que los demás actúen como nosotros queremos que lo hagan, es decir, heterónomamente. ¿Es posible remar contracorriente e intentar que las personas vayan forjando autónomamente su propia identidad?”
En otras palabras, solo cuando definimos de manera autónoma nuestras prioridades y valores, podemos considerarnos personas en sentido pleno. Pero entonces, ¿qué papel juegan las utopías, (y de rebufo, las ideologías)? Este párrafo me parece de gran interés:
“El ser humano necesita proyectos ideales que orienten su vida. Sus nombres han sido muy diversos a lo largo de la historia, pero coincidentes en el contenido. Es la «Ciudad ideal» en Platón, la «Edad de oro» en Hesíodo (y en Cervantes), el «Reino de Dios» en la tradición cristiana, el «Reino de los fines», en Kant, el «Paraíso del proletariado» en Marx, etc., etc. La educación moral de la sociedad no puede prescindir de tales referentes, y es un mal síntoma que hayamos sustituido los que acabo de citar por las utopías tecnológicas de que están llenos los nuevos videojuegos. Hay que promover nuevos ideales humanos y humanizadores en nuestra cultura y educar a la sociedad en ellos. Todo será poco en este empeño. Pero no cometamos el error de confundir eso que aquí, en la tierra, no puede tener otro carácter que el de «idea regulativa», que diría Kant, con la política real. Dios nos libre de los políticos arribistas que solo van a lo suyo. Pero tan peligrosos como ellos suelen ser los llamados políticos de la convicción, los pretendidos profetas que aparecen para salvar a la humanidad.”
Esta es una de las lecciones más difíciles de aprender: “La lección más difícil de aprender es que entre ambos extremos está la única política humana y razonable, la política de la responsabilidad. Ni demonios, ni dioses; seres humanos”.
Pero, ¿acaso no son las religiones también ideas regulativas? Diego distingue entre religiones proféticas y místicas. La judaica sería típicamente profética, en tanto la budista, mística. Y destaca para las religiones proféticas las siguientes notas fenomenológicas: “Una es que, como los profetas hablan en nombre de Dios, normativizan la vida de las personas. Esto hace que las religiones proféticas tengan entre sus notas la de ser muy moralizantes. Otra característica es que son religiones extremadamente beligerantes en asuntos políticos, a diferencia de lo que sucede en las religiones asiáticas, las que los autores citados calificaron de «místicas». Y una tercera nota es que intentan ser universales, de tal modo que pugnan por extender su dominio al mundo entero, lo que les lleva a entrar en conflicto unas con otras. De ahí que hayan resultado siempre muy belicosas. Por todo ello, todas tienden a la intolerancia. Incluso bajo la forma de tolerancia. Se puede defender la tolerancia de modo intolerante. Es decir, también cabe el fanatismo de la tolerancia”.
¿Y la política? ¿Puede salvarnos de nuestra voracidad, o acabarnos de hundir en los retos climáticos y de belicosidad que nos caracterizan? Diego se rebela a este planteamiento -que considera inmaduro- Para él la clave no está tanto en los políticos como en la sociedad, de la que proceden estos políticos.
¿Por qué es importante distinguir sociedad de Estado? Primero, porque el Estado es un epifenómeno de la sociedad. Y segundo, porque sus lenguajes son radicalmente distintos. El Estado se constituye y expresa mediante leyes, en tanto que el lenguaje de la sociedad es la ética. Las leyes se elaboran en los parlamentos, y formación ética se adquiere en la escuela. La idea de que la sociedad se puede transformar desde la política es utópica y perniciosa. Hace años apareció un movimiento social de regeneración de la vida política española. Faltó tiempo para que surgieran unos políticos dispuestos a capitalizar el fenómeno. Iban a regenerar la política desde dentro de la propia política. Han pasado muy pocos años y la percepción común es que, lejos de conseguirlo, se han convertido en lo mismo que antes criticaban, en políticos, o como ellos despectivamente decían, en «casta».
¿Tenemos futuro como especie? Si, pero a condición de abrazar la austeridad:
“Todos tenemos la obligación de saber que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades, y que la única solución es que restrinjamos nuestro consumo, que vivamos frugalmente, pobremente, de tal modo que el primer y el tercer mundo se encuentren en ese punto de convergencia que es el «desarrollo sostenible». Cualquier cosa menor que esa será insuficiente. Y tampoco podemos esperar a que esto lo resuelvan los gobiernos. No es primariamente un problema político sino moral. Hay muchas razones para pensar que nuestro consumo de más es un hurto que hacemos a alguien presente o futuro.”
Como síntesis del libro podríamos destacar dos conclusiones: en primer lugar en relación a la construcción de una identidad, solo podemos considerar que nos construimos dicha identidad si lo hacemos desde la responsabilidad. “los actos humanos tienen la característica de que se vuelven sobre nosotros mismos y nos piden cuentas. Salimos responsables de los proyectos que hemos hecho y las decisiones que tomamos. Es el origen de la ética. De ahí que la identidad madura, autónoma, sea, en primer lugar, identidad moral. La identidad no consiste en el depósito que recibimos al nacer, sino en lo que hacemos con él una vez convertidos en adultos. El depósito tendrá valores positivos y negativos. La corrupción se objetiva y fija en el depósito, lo mismo que la integridad o la decencia. El problema moral está en lo que nosotros, autónomamente, hacemos con ese depósito, si incrementamos mediante nuestras decisiones el nivel de corrupción ya presente en él, o si por el contrario buscamos disminuirla.
Y segunda conclusión, “la identidad madura no consiste solo en el ejercicio de la justicia sino también en otro más sutil, y para el que la cultura moderna es muy poco sensible, el ejercicio de la piedad, por todo lo que hemos recibido sin ninguna iniciativa por nuestra parte, e incluso sin ningún merecimiento, que a la postre es todo. La cultura moderna ha desarrollado una sensibilidad casi hiperestésica para las cuestiones de justicia, pero minusvalorando o ignorando las relaciones de piedad. Es un defecto gravísimo, que explica muchos de los problemas de identidad que hoy nos aquejan. Porque la vida humana exige el cultivo de estas dos identidades”.
COMENTARIO FINAL
La identidad, desde mi punto de vista, se configura “frente y al lado” de los demás, y su importancia reside en el aprecio propio y ajeno que nos damos y nos confieren los demás. Pero también, como apunta sagazmente Diego Gracia, en lo que “por ser quienes somos”, se nos regala, se nos confiere simplemente “por estar ahí”, en un medio cultural determinado. Una primera etapa de todo ser humano será repetir lo que ve, aceptar como buenas las valoraciones del grupo de referencia. Pero solo cuando empezamos a asimilar de veras estos valores -para aceptarlos o rechazarlos- podemos afirmar que la persona es un agente moral.
Sería un error pensar que es más persona quien es más “anti-loquesea”, o quien muestra las conductas más peregrinas sin importarle la opinión de los demás. Es cierto que un cierto desapego del “qué dirán” es necesario para configurarnos como personas autónomas. Pero hay muchas maneras de afirmarnos en el grupo, y la cordialidad, la amabilidad e incluso la empatía hacia otras posiciones y actitudes, caracterizan el punto de maduración de cada cual. No es más autónomo el que desea remarcar su personalidad en un grupo, el que grita más o muestra indignación con aspavientos. Aquí podríamos considerar el “fanatismo de la tolerancia”, que a mi entender conduce a reprimirnos innecesariamente ante colectivos intolerantes que perjudican o incluso corrompen la convivencia y la democracia.
F. Borrell
Sant Pere de Ribes
WEBS DE INTERÉS
RECERCAT es el boletín electrónico del Departamento de Investigación y Universidades con información sobre investigación, ciencia y tecnología, es una herramienta de comunicación al servicio de la difusión de la investigación de excelencia y de la labor que están llevando a cabo universidades, empresas, centros, grupos y personal investigador en Cataluña.
En el último número, por ejemplo, podemos leer:
Evitar el endurecimiento de las células puede ser clave para frenar el avance de los tumores de mama. (ver aquí)
Las predicciones emocionales pueden modularse con estimulación cerebral no invasiva (ver aquí)
En este último artículo, los investigadores “constataron que la estimulación a una frecuencia de 20 Hz (dentro de la franja de oscilaciones beta) tiene un impacto en las predicciones sobre expresiones faciales, y las hace más estereotípicas. Esto significa que los individuos tienden a esperar, en mayor medida que cuando no hay estimulación, una expresión sonriente ante un escenario que sugiere alegría; una expresión a punto de llorar frente a un contexto triste, y un rostro con los ojos muy abiertos frente a un escenario de miedo. El impacto de la estimulación eléctrica se refleja también en la electroencefalografía, que muestra un aumento de la actividad cerebral en el lado de la frecuencia utilizada en la zona en la que se aplica.
Este resultado, junto con la ausencia de modulación a una frecuencia diferente, muestra que los procesos predictivos están codificados en el cerebro en bandas de frecuencia específicas y que pueden ser modulados de forma no invasiva para modificar “artificialmente” el comportamiento en una tarea “.
ARTÍCULO COMENTADO
The Lancet Commission on medicine, Nazism, and the Holocaust: historical evidence, implications for today, teaching for tomorrow. Ver aquí.
El régimen nazi protagonizó un auténtico genocidio contra los judíos, gitanos, personas con discapacidades o enfermedades psiquiátricas, prisioneros políticos, prisioneros de guerra, personas LGBTQ y otros.
Pero este genocidio tuvo la colaboración de los profesionales de la salud, tanto en su diseño como en su ejecución. A resultas de ello, se produjo una reacción que contribuyó de manera significativa al establecimiento de la ética profesional de la salud contemporánea.
Como afirma el editorial de la revista Lancet, “los valores fundamentales y la ética de la atención sanitaria son frágiles y es necesario protegerlos. Requieren una evaluación y un refuerzo críticos constantes”. Por esta razón este número de Lancet tiene varios artículos sohbre la temàtica, fruto de una Comisión especial creada a tal efecto.
Editorial : Preventing healers from becoming killers
Comments :
*Statement on the Commission on Medicine, Nazism, and the Holocaust
*Shmuel Reis: promoting education on medicine in the Holocaust
VIDEO RECOMENDADO
Medicina e Inteligencia Artificial
Las grandes tecnológicas están en pleno desarrollo y competitividad de la Inteligencia Artificial (IA). El uso en medicina resulta de gran importancia:
- Desarrollo y conocimiento de proteínas. Predicción 3D de las proteínas.
- Desarrollo de nuevos medicamentos y vacunas
- Ayudas al diagnóstico. Sobre todo en radiología y dermatología.
- Counselling a pacientes, incluso módulos de psicoterapia personalizada.
Hemos de considerar una simbiosis de conocimientos profesional- máquina, más que una competición. La IA puede entender patrones de información sin el problema de manejar el límite humano de memoria. Alpha Tensor, por ejemplo, es una compañía de IA especializada en problemas matemáticos, con un resultado ya sorprendente: ha descubierto nuevas y más rápidas maneras de multiplicar matrices, lo que mejora la eficiencia de los ordenadores. En un futuro atenderemos a descubrimientos de la IA tan sorprendentes como esta.