CÍRCULO DE CIBERLECTURA
ÍNDICE
Noticias.- XXXIII Congreso Nacional de Comunicación y Salud
Comentario de libros. – Lo indisponible; “The Age of Prediction”.
Webs de interés.- Libros digitales y bibliotecas digitales.
Artículo comentado. – Historia del concepto de “riesgo moral”
Video recomendado.- Jorge Soto: «El futuro de la detección prematura del cáncer».
NOTICIAS
33º Congreso Nacional de Comunicación y Salud Cuenca el XXXIII Congreso Nacional de Comunicación y Salud se realizará del 25 al 27 de abril del 2024 en la ciudad de Cuenca. Para más información clic aquí.
Espacio Diego Gracia: Ya tenemos dos libros más en formato digital: “Construyendo valores” y “en busca de la identidad perdida”, además de los 4 libros de que ya dispone este espacio dedicado a la obra de Diego Gracia.
COMENTARIO DE LIBROS
H.Rosa. «Lo indisponible». Herder, Barcelona 2020.
Hartmut Rosa (Lörrach,1965) es un filósofo, sociólogo y politólogo alemán, profesor de sociología general y teórica en la Universidad Friedrich-Schiller de Jena. En calidad de filósofo personalmente lo sitúo en los nuevos enfoques fenomenológicos, o para ser más preciso y divulgador, en el examen de la vida cotidiana desde perspectivas no convencionales.
El libro que comentamos parte de la idea de que el ser humano tiene una relación agresiva con su entorno, lo intenta dominar, hacerlo “disponible” a su voluntad. Por ejemplo: adquirir bienes de consumo y de primera necesidad, pero también entretenimiento, placer, salud, y ya de manera extrema, “disponer” de una muerte electiva y dulce (eutanasia). Frente a esta “disponibilidad” agresiva, Hartmut desarrolla la idea de “resonar” con el entorno, asimilarlo y transformarse en este resonar. Pongamos un ejemplo: si compramos un piano y tratamos de tocarlo sin preparación alguna, saldrán notas incoherentes, y vamos a desesperarnos por nuestra impericia. “Resonar” con el piano, apropiarnos de las notas que arrancamos con el instrumento, será un proceso largo y costoso en tiempo y esfuerzo.
Pero lo más importante, este proceso nos va a transformar. Aporrear las teclas es lo más contrario a teclearlas con sentido.
Un caso interesante que analiza es la relación que establecemos con los viajes turísticos. Podemos comprar un “safari en África o el crucero, pero no la resonancia con la naturaleza. El modo de funcionamiento de la publicidad, y de la economía mercantil capitalista en general, se basa en traducir nuestra necesidad existencial de resonancia, es decir, nuestro deseo de relación, en un deseo de objeto”.(El entrecomillado son citas del libro).
Claro que deseamos ver animales feroces, pero no sucumbir a sus fauces, porque los queremos disfrutar de manera limitada, y encariñarnos con las playas caribeñas no al extremo de no querer regresar a nuestro país. Así que “compramos la mercancía (el safari) y esperamos tener una experiencia de resonancia con la naturaleza. La obtención de la primera puede garantizarse; la aparición de la segunda, no: quizás se vuelva tanto más improbable cuanto más queramos ponerla a disponibilidad. Sí, queremos encontrarnos con el león, claro, pero no puede acercarse demasiado; no debe durar mucho (en última instancia, queremos estar de vuelta a tiempo para la cena) y no queremos mojarnos con la lluvia ni quemarnos con el sol”.
¿Quiere decirnos Hartmut que deberíamos abrazar una “vida natural” en el sentido de rechazar, por ejemplo, las vacunas? En realidad, colectivos anti-vacunas defienden que padecer las enfermedades “naturales”, las que históricamente han sufrido nuestros ancestros, es un “resonar” con la Naturaleza, un resonar que nos hará más fuertes. Por ahí parece que Hartmut se planta: si el niño no está vacunado tiene peligro de morir o quedar con secuelas, luego se le habrá acabado cualquier otra experiencia de resonancia. E insiste: Los impresionantes éxitos de la Modernidad no solo los de la medicina en la puesta a disponibilidad de procesos naturales posibilitaron progresos científicos, técnicos, médicos y políticos que, en muchos contextos, abrieron y aseguraron espacios de resonancia para muchas personas. Las intervenciones médicas que permiten conservar las capacidades de escucha o de visión por solo mencionar dos ejemplos extremos se cuentan indudablemente entre los factores posibilitadores de resonancia.
Otro ámbito en que H.Rosa detecta una batalla “entre los ideólogos de la disponibilidad y los de la resonancia está presente en todas las escuelas y sobre todo- en todas las disciplinas científicas ocupadas de la educación y la crianza: en no pocas universidades esa disputa se ha endurecido tanto que los departamentos correspondientes a la materia se encuentran divididos en dos institutos: uno que busca ajustar los duros tornillos de la educación mediante la medición cuantitativa «basada en evidencias>> y otro que, a la manera de las ciencias del espíritu y la hermenéutica, intenta continuar el ideal humboldtiano de la educación formativa”.
Esta pasión por los datos objetivos lleva a que “los docentes escolares y universitarios tienen la impresión de que ya casi no tienen tiempo para los niños y estudiantes; los médicos ya no encuentran tiempo para sus pacientes; los científicos ya no consiguen investigar; los enfermeros ya no consiguen asistir a las personas; los mecánicos de automóviles hace tiempo que no consiguen reparar coches. En cada vez más sitios las personas deben ocuparse de escribir, comprobar y evaluar solicitudes, documentaciones y reportes cada vez más largos. En todos lados, el moho de la puesta a disponibilidad se asienta sobre la productividad indisponible de la vida social. Pero la exigencia de crear responsabilidad e imputabilidad” nos obliga a cambiar las prioridades. La reciente protesta de los agricultores exigía menos burocracia y poderse dedicar a hacer de agricultores.
COMENTARIO CRÍTICO:
Desde mi punto de vista las sociedades persiguen el bienestar, (en especial las sociedades democráticas y “abiertas”, en el sentido que daba Popper al término). Esta búsqueda confunde poseer un bien, (el que sea), con disfrutar de este bien. En palabras de H.Rosa: disfrutamos de personas y cosas en la medida en que hay cierta indisponibilidad, eso es, en la medida en que tenemos que arriesgarnos, actuar, esforzarnos, para este disfrute. Tiene mucha razón. La gratificación lograda con esfuerzo es la sal de la vida.
Ahora bien, la respuesta que da H.Rosa a los anti-vacunas revela una grieta en su razonamiento. Parecería que nos dice: “en efecto los anti-vacunas tienen razón de que resonaríamos con la Naturaleza si dejamos a nuestros infantes a merced de las enfermedades de “toda la vida”, pero no lo haremos porque los ponemos a riesgo vital, y en tal caso, si fallecieran o enfermaran gravemente, les imposibilitaremos otras resonancias biográficas”.
De acuerdo, pero esta respuesta no tiene radicalidad. Desde mi punto de vista cuando el ser humano ingresa en un proceso cultural, se viste, se organiza en comunidades, se especializa en su trabajo, etc., etc., deja él mismo de estar disponible para determinados avatares al que le somete la naturaleza. Los nostálgicos de la edad Neolítica, (pienso en Y.Harari), no tienen ni idea de lo que es vivir en la selva con un flemón dentario que llega a fistulizar, o una simple migraña, una infección en los pies descalzos que puede derivar en sepsis, procesos todos ellos que afortunadamente en nuestra sociedad se previenen y solventan fácilmente. La “disponibilidad” tiene esta doble faceta: nosotros somos también objeto para la Naturaleza. Y cuando la cultura nos permite cambiar las reglas del juego, nos permite vestirnos para el invierno, vacunarnos, beber agua saneada, etc., esta cultura nos lleva a otra manera de resonar con el entorno. Pensemos por ejemplo en cómo contemplaría un hombre del Neolítico las cataratas del Niágara. Y cómo las contemplamos los urbanitas contemporáneos. El concepto de belleza de un paraje natural no existía cuando un depredador te acechaba en cualquier recodo del camino. También había resonancia, pero en general lo que nos hacía resonar era el miedo.
La gran diferencia con el Neolítico es que ahora el resonar con el entorno es básicamente un constructo cultural. Existe, tiene muchas de las características fenomenológicas que apunta H.Rosa, (bravo por su aportación), pero es histórico, cambiante, subjetivo y de valor limitado.
Subjetivo porque cada resonar es mío o tuyo, y lo podemos compartir, y aprendemos de estas perspectivas diferentes. Pero el conocimiento veraz es siempre intersubjetivo, y el conocimiento que nos hace avanzar no necesariamente nos hace resonar. Dicho de otra manera: la utilidad de algo no deriva de su capacidad de emocionarnos. Y aún otra precisión: no siempre resulta conveniente buscar un profesional empático. Un médico empático tiene mucho valor, pero tiene que complementarse con el conocimiento que le permita realizar buenos diagnósticos, de lo contrario su aportación no diferirá del que pueda hacer un buen amigo del paciente. Muchas veces se producen excelentes diagnósticos y resoluciones de problemas sin gran aporte de empatía, por parte de profesionales de todo tipo.
Y vayamos a la última afirmación que hacía más arriba: valor limitado. Regresemos para ello al debate de los docentes, esta batalla que H.Rosa detecta en los institutos -y otras actividades-, entre “resonadores” y los ideólogos de la disponibilidad. Es verdad que entre un médico y un maestro que se entregan vocacionalmente a su tarea, que “resuenan” vitalmente con las personas a las que atienden, y otros profesionales que “solo cumplen con las tareas”, todos vamos a preferir a los vocacionales, a los resonadores, a los entregados. Pero para ser un buen maestro, un buen médico, no es necesario ni condición “sine qua non” serlo vocacionalmente, es más, la mayoría de los médicos y maestros lo son por azares de la vida. Y los vocacionales no implica que lo sean “de por vida”, pueden “desencantarse”, “quemarse”, deprimirse, etc. Pero no por ello estos maestros y médicos, y enfermeras, tienen que ser “malos” maestros, médicos, enfermeras. Una larga vida profesional te enseña que tienes altibajos en tu entrega, en tu resonar, pero otros mecanismos psicológicos te permiten dar el mismo trato, (o casi), a tus alumnos, a tus pacientes. Es más, sentirnos afectados por el sufrimiento ajeno puede interferir negativamente en el proceso del cuidado. Una empatía sin distancia terapéutica no permite elaborar correctamente el proceso asistencial. Un médico que resuena con el sufrimiento de su paciente drogadicto al punto de permitirle tomar las riendas del proceso asistencial, en la creencia que ceder a sus demandas disminuirá el sufrimiento de su paciente, yerra estrepitosamente y cronifica la adicción de su paciente.
Ahora bien, valor limitado no significa que no tenga valor. Lo tiene. Personalmente aquellos instantes en los que una conversación con un paciente llega a un punto de transformarnos, el “shared mind” de la literatura anglosajona, han sido los instantes mas significativos de mi biografía en tanto que médico, los instantes en que he sentido todo el valor de lo que aportaba a la vida de mis pacientes. Pero en el 80% de mi actividad asistencial no se daba este fuerte resonar, y sin embargo quizás desde la perspectiva del paciente le estaba aportando tanto o mas valor. Incluso el valor de una prevención bien entendida pasa completamente desapercibido para el profesional y para el paciente receptor, y no valoramos los años de calidad que estas acciones “normales”, “rutinarias” añaden a nuestras vidas.
Seguramente H.Rosa estaría bastante de acuerdo con estas opiniones, e incluso resulta probable que lo haya comentado en otras obras suyas. En todo caso me parecía interesante complementar el debate fenomenológico con una perspectiva pragmática, (entiéndase el término “pragmático” también en sentido filosófico).
F. Borrell
Sant Pere de Ribes.
Igor Tulchinsky and Christopher E. Masón «The Age of Prediction». The MIT Press Cambridge, Massachusetts London, England, 2023
Acostumbro a leer varios libros a la vez, y la lectura de “The Age of Prediction” ha coincidido con la del anterior libro que hemos comentado de H.Rosa, “lo indisponible”. Si el filósofo alemán tiene cierta prevención hacia la cultura de los datos y el afán de predecirlo todo, (una manera de poner el mundo a nuestra disposición, olvidando, según H.Rosa, que el mundo nunca lo estará), resulta que Tulchinsky & Masón dedican todos sus esfuerzos en sentido inverso. Igor Tulchinsky es CEO de WorldQuant, una empresa especializada en simulaciones de Inteligencia Artificial para optimizar líneas de negocio e inversiones. Mason es profesor de genómica y biofísica, y su campo profesional ha derivado a la construcción de algoritmos aplicables a la predicción de enfermedades. Las citas (entrecomilladas) que haré, son traducciones literales del inglés -pero no profesionales-, de este libro.
En una primera parte del libro analizan predicción y riesgo, cómo funciona la Inteligencia Artificial, la estrategia que ellos aplican y nuevas herramientas de predicción. En una segunda parte describen los avances en predicción de mortalidad, crimen, guerras, selección de personal y encuestas de intención de voto. Voy a resumir las ideas que me han parecido más interesantes.
Hoy en día, nos explican los autores, “la IA toma muchas formas, incluido el aprendizaje automático, el aprendizaje profundo, el procesamiento de lenguaje natural (PNL), los sistemas expertos y la lógica difusa” . El aprendizaje automático se basa en proporcionar datos y reforzar los aciertos. Sirve para entornos relativamente sencillos. Para entornos mas complejos se precisa el Deep learning., basado en redes neurales.
El Deep Learning identifica patrones emergentes y agrupaciones de palabras. Los sistemas expertos pueden además usar lógica difusa, un tipo de lógica que escapa al simple “si/no” para aceptar probabilidades.
Este último aspecto es especialmente relevante en la predicción de los mercados, donde encontramos una auténtica guerra de predicciones. El mercado está atento a diferentes perspectivas y de manera natural efectúa un arbitraje, eso es, realiza ajustes entre diferentes predicciones verosímiles, pero diferentes e incluso opuestas. Por lo general, según los autores, este arbitraje se acerca a la realidad. Pero también ocurre que influye sobre la realidad, es decir, la predicción acaba siendo -en parte- una profecía autocumplida.
La forma de proceder de WorldQuant es la siguiente: para predecir de manera más efectiva, necesita algoritmos que aborden el problema desde muchas perspectivas. Eso supone expertos que construyan modelos creativos, y datos para alimentar estos modelos. Importa que los modelos aborden la misma problemática pero desde ángulos diversos.
Mediante un proceso iterativo las ideas incorporadas en algoritmos compiten entre sí, y entonces hay que realizar el arbitraje: escoger las ideas que el experto considera más ajustadas y de mejor rendimiento. Por consiguiente, la metodología de esta empresa es: desarrollar algoritmos basados en diferentes modelos, arbitrar y finalmente predecir.
Esta manera de proceder les permite agregar datos que a priori parecen dispares y sin relación. Por ejemplo, datos meteorológicos y relacionarlos con patrones de compra, o datos de movilidad interurbana y expansión del COVID. Estos datos los llaman “proxis”, es decir, datos que intermedian entre la conducta humana y un resultado concreto. Otro ejemplo: el uso de determinadas palabras en las búsquedas de Google puede alertar sobre la expansión de un brote de gripe, o sobre preocupaciones de la población que influyen en resultados electorales.
Pasemos a la segunda parte del libro, (y digo segunda parte aunque el libro no está formalmente dividido así). Entre las nuevas herramientas predictivas los autores destacan la biopsia líquida, la IA aplicada al diagnóstico de la imagen, y los avances en genómica. Un campo sin duda exitoso es la predicción de resistencias bacterianas a los antibióticos e incluso el diseño de antivirales frente a mutaciones de los virus. Quizás la parte más original del libro es la relación entre genes y conducta. El siguiente párrafo ilustra el enfoque que promulgan:
“En algunas personas, parece haber menos receptores que regulan la producción de dopamina, lo que lleva a una predilección por el riesgo; estas personas necesitan asumir más riesgos para experimentar la euforia que produce la dopamina. La voluntad (de hecho, el entusiasmo) de asumir riesgos se extiende a muchas áreas, desde deportes hasta comportamiento personal, así como asuntos que implican la toma de riesgos, como juegos de azar, comercio, carreras de autos y paracaidismo. Los científicos han especulado que el comportamiento adictivo es el resultado de un exceso de receptores inhibidores de la dopamina, lo que produce un ansia de dopamina. Otros estudios han demostrado un posible vínculo entre la participación en el riesgo y la densidad de las proteínas transportadoras de dopamina, reguladas por otro gen de la dopamina”.
A buen seguro muchos de nuestros lectores encontrarán este párrafo bastante exagerado o incluso ingenuo. La conducta humana -e incluso el cerebro-, es muy adaptable al entorno, y este párrafo que he citado huele a un determinismo ya superado. En cambio, este otro enfoque del uso de los algoritmos parece más razonable:
“Un buen ejemplo de aprendizaje automático es el algoritmo desarrollado por Neel Madhukar en el laboratorio Elemento. El algoritmo, denominado Análisis bayesiano para determinar objetivos de interacción farmacológica (BANDIT), utiliza una colección diversa de datos sobre fármacos (unos 20 millones de puntos de datos en seis tipos de datos) para predecir la respuesta más efectiva de enzimas o receptores, los cuales a menudo son la clave para predecir las tendencias proliferativas de las células cancerosas. Empleando métodos de limpieza de datos utilizados en finanzas, BANDIT pretende acelerar la selección de fármacos a unos pocos que puedan probarse”.
Personalmente me ha impresionado los avances en biología espacial aplicada al rendimiento de los astronautas. Según explican los autores, la NASA puede activar genes que protegen de la radiación a los astronautas, como también mejorar su rendimiento muscular, entre otras herramientas estrictamente genómicas.
Los autores no se limitan a pregonar las excelencias de los avances en biología molecular, y se atreven a pisar terrenos más pantanosos. Reconocen que hoy en día el análisis del genoma arroja muchos datos que ponen en riesgo la privacidad e incluso la dignidad de las personas. Las aseguradoras, por ejemplo, podrían calcular no solo nuestra edad cronológica, sino genómica, y predecir un sinfín de enfermedades. Ello, por un lado, puede tener efectos preventivos positivos, pero sin duda también negativos: las aseguradoras se desharían de la población más vulnerable, o les harían pagar primas exorbitantes. En realidad, en estos momentos las aseguradoras mutualizan estos riesgos particulares, de manera que la población con menor riesgo genético paga en exceso por una prima de seguros médica, y una minoría paga menos de lo que resultaría ser su riesgo.
Nuestras sociedades democráticas parecen decantarse por asumir de manera mutualizada este riesgo, en beneficio sobre todo de la idea de equidad y privacidad. En USA ha habido una legislación (GINA) protectora de la privacidad que, a criterio de los autores, debería ampliarse:
“Junto con el conjunto actual de derechos humanos y genéticos existentes, una nueva GINA también podría establecer legalmente ciertos derechos genéticos otorgados a cada persona. Estos derechos incluirían el derecho a secuenciar su propio ADN, secuenciarlo y amplificarlo, interpretarlo y evitar discriminación por la presencia de determinados genes. Debido a que ahora existen tantos métodos para identificar a una persona, la imposibilidad de permanecer en el anonimato puede ser una conclusión inevitable; Sólo podemos intentar garantizar que no haya discriminación ilegal o poco ética”.
La siguiente cuestión que abordan es la influencia de las redes sociales y las encuestas de opinión sobre la sociedad. En este sentido admiten que cuando los medios presentan una determinada moda u opinión como prevalente, influyen de manera notable en la opinión de la gente. Citan un experimento de Facebook:
“El propio Facebook ha afirmado que este tipo de segmentación funciona. En una serie de experimentos pioneros realizados en 2014, conocidos como experimentos de control del estado de ánimo, Facebook manipuló intencionalmente las fuentes de noticias de los usuarios, que muestran contenido seleccionado y actualizaciones de amigos. La empresa trabajó con sociólogos para modificar las transmisiones para que fueran predominantemente positivas o negativas en términos de contenido. Luego observaron si los destinatarios originales compartían estas historias, fotografías y estados emocionales con amigos, quienes luego «adquirirían» el estado de ánimo y lo difundirían aún más. En el artículo publicado por las Actas de la Academia Nacional de Ciencias sobre el estudio, los investigadores explicaron que querían encontrar si «los estados emocionales pueden transferirse a otros a través del contagio emocional, llevando a las personas a experimentar las mismas emociones sin su conciencia». De hecho, los investigadores concluyeron que las opiniones de las personas podrían moldearse mediante estos métodos”.
Y ya para finalizar este breve recorrido por la obra, los autores se plantean qué ocurriría si los medios predictivos fueran tan potentes que acabaran con la incertidumbre:
“La predicción absoluta puede ser represiva; el futuro se reduce a una opción inevitable. La predicción absoluta produce un mundo determinista en el que los humanos, en teoría, no tienen agencia, no tienen más libre albedrío que una bola de billar y, por lo tanto, dependiendo de su perspectiva, menos humanidad. El comportamiento humano se vuelve mecanicista, es decir, como una máquina totalmente determinada. Por definición, el algoritmo ya conoce todas las elecciones que harás. En ese momento, las máquinas y los humanos serán, desde un punto de vista filosófico, muy similares”.
Sin embargo, esta posibilidad se les ocurre altamente improbable:
“Aquí está nuestra paradoja final para reflexionar. Quizás la tarea predictiva más difícil de este mundo sea la predicción de la predicción. ¿Cómo sabremos que nuestra capacidad predictiva es verdaderamente predictiva o simplemente la eliminación de todos los demás caminos hacia el futuro? Para saberlo, debemos probar continuamente, en el sentido bayesiano, todos nuestros resultados y predicciones, y seguir de cerca los riesgos cambiantes. Las posibilidades son asombrosas, pero también lo son los riesgos. El fuego de la predicción no puede apagarse ahora, ni debería apagarse. El riesgo de ser desafiado y carbonizado por nuestros algoritmos, aunque peligroso, merece la pena para iluminar el futuro”.
COMENTARIO CRÍTICO:
Tras la lectura del libro el lector puede creer que estamos en una era de predicciones fiables. Esta visión es bastante lógica si miramos los partes meteorológicos y los comparamos con los de hace 10 años, pero si se trata de predicciones políticas o de Bolsa, el resultado es descorazonador. Taleb, en su libro “El cisne Negro” (ver resumen en el Boletín Iatros de Febrero 2021) distingue dos tipos de fenómenos: los que se rigen por la curva de Gauss, (en general fenómenos físicos, como los niveles de glucemia, rendimiento de los motores, etc.), y los que llama del mundo “extremistan”: erupciones volcánicas, éxitos literarios, terremotos… Las finanzas pertenecen a este mundo Extremistan, pero los autores de este libro no han leído a Taleb. Y es una pena, porque su libro se me antoja interesante, pero ingenuo. Perciben correctamente la influencia iterativa que las predicciones ejercen sobre los fenómenos que predicen, y también las distorsiones que ejercen sobre las personas, pero no son capaces de ver los límites que estructuralmente tienen las predicciones. El mismo concepto de arbitraje como componenda entre varias predicciones, tiene un fundamento (epistémico) muy frágil. No tienen en consideración lo que en estadística se entiende por dato de calidad, sesgo y robustez. Pienso que no entienden la diferencia entre un dato “bruto” y un dato derivado de un modelo plausible o incluso un modelo probado en un entorno concreto. Cuando juntamos muchos resultados derivados de diferentes enfoques, y procedemos a su arbitraje, el resultado puede ser completamente erróneo. Los estadísticos hace muchos años que acuñaron el concepto de “riesgo de alfa global” para alertar de esta situación. En cambio, cuando hemos seleccionado un buen modelo y lo hemos testado en diferentes entornos, podemos realizar una predicción más ajustada. Es decir, en ocasiones lo más fiable es un modelo reduccionista, sencillo, pero que recoge lo más importante del fenómeno que estudia.
Una segunda crítica se me ocurre en el campo de la ética. El libro trata de manera adecuada el tema de la privacidad, pero creo que le falta una orientación más decidida en lo referente a la equidad. En realidad, hoy en día cualquiera podría analizar su ADN y en función del resultado solicitar un descuento a su aseguradora… ¿sería adecuado, moralmente lícito? Por otro lado, están a punto de comercializarse terapias anti-edad que quizás alarguen 10 años más la esperanza de vida… Los efectos de estas terapias pueden tener un alcance político demoledor.
Ya para acabar: H.Rosa cree que el mundo es estructuralmente azaroso. Tulchinsky entrevé en este azar (que no niega) la posibilidad de predecir, porque en ocasiones el azar tiene regularidades, y en todo caso porque llamamos azar a lo que en parte es nuestra ignorancia. En el Boletín de Marzo 2023 nos hacíamos eco de estas palabras de Llaneras (“Piensa claro”): el mundo no es probabilístico, pero nuestras limitaciones de conocimiento hacen que la estadística sea la mejor manera de mirarlo.
Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes
WEBS DE INTERÉS
Libros y Bibliotecas Digitales
No hay excusa: todo el mundo puede leer, todos tenemos acceso a lo mejor de la cultura mundial. Pero, ¿cuáles son los mejores portales? Y también, ¿cómo funcionan los libros digitales?
En el siguiente resumen distinguiremos entre libros digitales en venta, en préstamo y libres.
Libros digitales en Venta.-
Pongamos que accedemos a los libros electrónicos de Casa del Libro o de Amazon. Ambos tienen una amplia oferta gratuita, y lo más sensato sería que el lector neófito se familiarizara con uno de estos libros. Podéis constituir vuestra propia biblioteca de títulos, y en general los libros los podréis anotar con comentarios, y marcar los párrafos de vuestro interés con diferentes colores. Yo personalmente uso el color amarillo para destacar párrafos interesantes, y rojo para párrafos sobre los que discrepo.
Si compráis un libro Kindle, -pongamos que en Amazon-, os saldrá la opción de poderlo regalar. En tal caso la persona agraciada lo recibirá -recibirá el enlace de descarga- en el correo que vosotros designéis. Si es para vosotros recibiréis el enlace en vuestro correo, y activándolo vais a descargar el libro en la estantería virtual de vuestra biblioteca, en este caso ubicada en Amazon. Podéis agrandar o empequeñecer el texto, pero hay varias limitaciones: si queréis imprimir parte del libro deberéis imprimir página a página. Y tampoco os permitirá seleccionar y copiar una parte del texto.
Los libros digitalizados pueden estar en varios formatos: EPUB, Kindle, Adobe (= pdfs), etc. Los libros que están en explotación comercial suelen estar en formatos que no permiten “copiar/pegar”, e incluso que no permiten imprimir ni pasarle el libro a un amigo. En el caso de un libro que habéis comprado, sólo lo podréis leer en vuestros dispositivos.
Libros en Préstamo.-
Tenemos varias Bibliotecas muy potentes, por ejemplo, E-Biblio, Biblioteca Nacional, Biblioteca Cervantes, y otras Bibliotecas de determinadas comunidades Autónomas, (Madrid, Andalucía…).
Una vez nos registramos, podemos solicitar los libros que tienen en repositorio. Si lo tienen, quizás debamos esperar unos días para que nos lo presten. Recibiremos una notificación y, tras conectarnos, el libro estará a nuestra disposición un período de tiempo, (por lo general ampliable). No lo podremos prestar a otras personas, tampoco anotarlo ni editarlo.
Libros ”Libres”.-
Muchos libros circulan por las redes o los encontraréis en repositorios en formato pdf. El formato pdf es muy habitual, y os podéis encontrar pdf imagen o pdf texto. Estos segundos permiten “copiar/pegar”, en cambio los pdf imagen no. Cada página equivale a una imagen fotográfica. Un libro puede estar en cualquiera de estas dos opciones. Los libros en pdf-imagen suelen “pesar” más. Por ejemplo, un libro de 200 páginas en imagen ocupará unas 10 megas, y apenas 2 megas si es un pdf-texto.
La diferencia entre un libro-imagen o un libro-texto estriba en la manera como se ha digitalizado. Si el libro se pasa de un Word a un pdf, será un libro-texto. Si el libro de papel se escanea con la opción OCR, también será libro-texto, y permitirá “copiar/pegar”. Pero si se escanea como imagen, no lo podréis hacer. Tampoco si lo tomáis prestado de una Biblioteca que han bloqueado esta función, aunque el libro originariamente fuera “texto”.
Existe una oferta impresionante de libros gratuitos y “libres”. Antes de comprar un libro, sobre todo si el autor ha fallecido, (recordad que los derechos de autoría se extinguen en España tras 35 años del fallecimiento), es probable que lo encontréis gratuito. Mucho cuidado porque hay delincuentes que esconden virus maliciosos en las descargas de libros gratuitos, sobre todo libros best-sellers que aún están en explotación comercial.
Podéis seguir la siguiente sistemática. Ejemplo:
Buscamos el libro “William James, Principios de Piscología”. Escribimos en el buscador: William James, Principios de Piscología pdf.
Si hacéis la prueba, el primer link que os sale es:
https://psikoanarko.files.wordpress.com/2019/01/W.-James.-Principios-de-Psicologia.pdf
Si clicáis se os abre directamente el libro. Puede ocurrir que algunas búsquedas de libros “clásicos” escritos por autores fallecidos, no estén en español. Si leéis en inglés posiblemente lo encontraréis realizando la búsqueda en esta lengua.
Repositorios y Bibliotecas Digitales.-
Tenemos repositorios impresionantes en español, inglés y francés.
Las principales Universidades de todo el mundo tienen repositorios con tesis doctorales, libros, artículos. Simplemente en el buscador pones, por ejemplo: Repositorios digitales de la Universidad de Barcelona, y te van a salir varios.
En francés recomiendo Hal, science ouverte :
Existen muchas e impresionantes bibliotecas digitales, entre otras:
Project Gutenberg
https://www.gutenberg.org/about/
Open Library
World Library exige logarse para navegar:
Library of the Congress
https://www.loc.gov/collections/world-digital-library/about-this-collection/
Discover:
Y por supuesto Google Books, Amazon y Casa del Libro que ofrecen libros gratuitos.
Todas estas bibliotecas tienen áreas de especialización, con audiolibros y videos; algunos libros se pueden leer directamente, otros deben pedirse prestados y finalmente algunos hay que solicitarlos y puede que estén en formatos tipo EPUB o Adobe. Por ejemplo, algunos libros de la Biblioteca Nacional los envía en formato EPUB por correo electrónico, y para leerlos deberás tener una App para este formato, o una extensión de tu navegador.
Algunas entidades privadas o lectores furibundos ofrecen su propia selección de libros. Por ejemplo:
https://omegalfa.es/buscador.php
https://www.ysk-books.com/es/show/authors
O para temas religiosos:
https://www.servicioskoinonia.org/LibrosDigitales/index.php
Pablo Oliveras
Murcia
ARTÍCULO COMENTADO
Rowell D., Conelly L. «A History of the Term ‘Moral Hazard'».
The Journal of Risk and Insurance, 2012, Vol. 79, No. 4, 1051-1075
DOI: 10.1111/j.1539-6975.2011.01448.x
El término “riesgo moral”, cuando se interpreta literalmente, tiene un fuerte tono retórico, que ha sido utilizado por las partes interesadas para influir en las actitudes del público hacia los seguros. Por el contrario, los economistas han tratado el riesgo moral como un modismo que tiene poco o nada que ver con la moralidad.
El término de “riesgo moral” tuvo en primer lugar una aplicación a los seguros de riesgos, como podría ser el seguro del hogar o el de vida: el tomador del seguro tendría menos incentivos para evitar riesgos en su casa, o con su propia vida. Posteriormente se aplicó a otras situaciones, como las políticas de protección social. Desde esta perspectiva el riesgo moral consistiría en que “si damos protección contra el paro, los trabajadores tendrán menos incentivos para buscar empleo”. Otro uso de término no menos interesante hace referencia al uso del dinero que no es estrictamente “mío”. Por ejemplo, un administrador que arriesga una suma de dinero de manera inapropiada y lo pierde. O que emplea a un familiar y le asigna un sueldo inmerecido.
El uso moderno del término enlaza con el riesgo para las aseguradoras de admitir a personas que quieren una póliza precisamente cuando acontece un problema grave de salud. También se ha usado para denotar los efectos perversos que pueden tener los incentivos económicos aplicados a trabajadores o profesionales. Pensemos, por ejemplo, en los incentivos económicos que favorecen la prescripción de determinados fármacos en detrimento de otros. Y en similar línea, la noción de que un rescate de bancos en una crisis financiera creará incentivos para que actúen con mayor imprudencia en el futuro, que la asistencia social crea pobreza, o que unos beneficios de desempleo demasiado generosos alimentarán el desempleo, (como cree parte de la opinión pública estadounidense).
Los autores denotan el uso polisémico del término “riesgo moral”, y abogan por usar el término “selección adversa”:
“A veces, lo que al principio parece ser una discusión (en la literatura no económica o en el uso popular) sobre el riesgo moral, cuando se examina más de cerca es más apropiado verlo como una discusión sobre selección adversa. (…) La industria de seguros también puede beneficiarse al romper con la práctica histórica y adoptar la clara distinción que hacen los economistas entre riesgo moral (donde la contratación de seguros modera el comportamiento de los asegurados) y selección adversa (donde el tipo de seguro modera la contratación de seguros)”.
Pablo Oliveras
Murcia
VIDEO RECOMENDADO
mRNA como herramienta para el diagnóstico del cáncer
El vídeo que os proponemos explica cómo funciona un tipo de biopsia líquida basada en mRNA para determinados tipos de cáncer. Esta tecnología que ahora nos parece futurista, quizás esté a disposición de los médicos de cabecera en apenas unos años.
La Redacción.