*Próxima actividad de la Fundación Iatrós: Seminario de Teoría de la Medicina: Medicina Narrativa. Jueves, 6 de junio de 2013. Prof. D. Carlos Rojas Malpica
En las primeras páginas del libro ya diferencia entre grandes y pequeños asesinos a los cuales los correlaciona con distintos tipos de violencia “por un lado la doméstica, la utilitaria, la psicopática y, en general, la esporádica que es la que me parece propia de asesinos pequeños. Por otro lado la violencia creencial, es decir, la terrorista, la bélica, la religiosa, la ideológica y en general la sistémica”. Será esta última, la violencia social y política, una violencia que precisa de lo que llama, (parafraseando a Enrique Baca), “la construcción del enemigo”, la que interesará mas al autor. Esta violencia precisará de un proceso de deshumanización “del otro” (o de otro colectivo humano), su cosificación, la pérdida de comunicación con el mismo, su embrutecimiento a nivel simbólico. “La razón básica está en la lucha por el poder, el enemigo se construye y se deconstruye en función de los intereses del poder”, una afirmación que nos recuerda a Sloterdijk, (recuerde nuestro lector la crítica que hicimos de “Ira y Tiempo”).
José Lázaro (JL) ha identificado hasta aquí varios aspectos de dinámica grupal e individual que están en la base de la violencia: mecanismos de cohesión del grupo que se orientan hacia la construcción de un enemigo como medio de cohesionarse mas, y que en ocasiones es utilizado por un grupo o un líder con afán narcisista, o como manera de compensar una derrota o una humillación (individual o colectiva). Sin embargo JL nos invita a echar una mirada a lo que pudiera ser la naturaleza humana, al entramado de creencias y emociones que sostienen la violencia.
Cuando el lector llega a la “falacia de la planificación”, según la cual los optimistas creen que se puede avanzar mediante un plan colectivo bajo las órdenes de una autoridad central, el lector, digo, empieza a sospechar que Scruton no nos habla de “cualquier” optimista, sino que nos está hablando del optimista político, mas en concreto del socialista, progresista- indignado, o lo que sea. Los dos siguientes capítulos confirman el aserto: falacia del progreso continuado, (le llama en este libro, quizás para disimular, “falacia del movimiento de espíritu”), y falacia de la igualdad-libertad (también para disimular la llama falacia de la agregación). Scruton cree que los ideales revolucionarios franceses, (igualdad, libertad, fraternindad), no pueden darse al mismo tiempo y con igual intensidad. Cuando en nombre de la igualdad se cierra un club “solo para hombres”, o el Estado impone la legalidad de las uniones homosexuales, nos dice el autor, se impone una determinada visión de la sociedad en detrimento de la democracia. La multiculturalidad sería para Scruton una peligrosa deriva en esta dirección.
Scruton responde afirmativamente y para ello contrapone la ciudad a la tribu, la sociedad civil a la sociedad religiosa, el Occidente ilustrado al Islam dogmático. La tesis fundamental es la siguiente: la sociedad tribal antepone la cohesión social a las posibilidades de cooperación debido a las condiciones extremas en las que habita, donde no hay resquicio para el ensayo-error. Pero las sociedades avanzadas han dado un giro moral consistente en primar el perdón por encima del castigo y la humillación. El paso del Antiguo al Nuevo Testamento es el paso de una sociedad vengativa a una reparativa, y solo esta última está capacitada para modelos avanzados de cooperación. Significa también entender la felicidad como un camino de sacrificio, el perdón y la renuncia a la venganza como uno de estos sacrificios, y la ironía como una forma de perdón (pág 204-6). Pero una visión mas real de nuestras vidas se acompaña de menos pasión por las utopías, lo que sitúa a la persona moderna en relativa desventaja frente al optimista dogmático.|
Scruton. Libro valorado: Usos del pesimismo
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Concepto
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Puntuación sobre 10
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Comentarios
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Interés
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6,5
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Interesará a libre pensadores y personas estudiosas de las ideologías y formas de adaptarse a la crisis actual.
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¿Volverías a leerlo?
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5
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Solo párrafos concretos
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¿Realiza aportaciones significativas?
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4,5
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Desmitifica el pensamiento intuitivo, nos alerta de las raíces tribales del pensamiento “optimista”, pone en valor el sacrificio y el esfuerzo.
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a la hora de explicar:
- Las últimas investigaciones en biología, física, paleontología o astrofísica, narradas con claridad, sencillez y rigor.
- La lucha por la defensa del medio ambiente.
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LA ENFERMEDAD CELÍACA COMO OBJETO FILOSOFICO.-
Aún resuenan las protestas de Giovanni Papini por el hecho de que la Ciencia se queda con los problemas concretos y de fácil respuesta para endosar a la Filosofía los más complicados o irresolubles (1). Sin embargo ocurre con asiduidad que las soluciones que nos propone la Ciencia no acaban de satisfacernos, y nos vemos obligados a recurrir en alguna medida a la filosofía para repensar la realidad. Este es el caso de la enfermedad celíaca (EC), que nos comentan Diaz y cols (2).
Hasta la fecha la enfermedad tenía unos marcadores biológicos incontestables, y por tanto la línea entre lo normal y patológico se dibujaba con precisión de geógrafo. Los autores del artículo que comentamos (2) nos advierten sin embargo que cada vez “hay más evidencias sugerentes de la existencia de una nueva entidad: la sensibilidad al gluten no celiaca (SGNC) Durante muchos años, estos pacientes han sido incorrectamente diagnosticados de síndrome de intestino irritable (SII), depresión o fibromialgia, manteniéndoles en dieta con gluten y, en algunas ocasiones, siendo remitidos a Psiquiatría”.
No reproduciremos aquí los criterio diagnósticos de esta nueva enfermedad, pero sí van a interesarnos varios aspectos:
a-Se trataría de un padecimiento que en parte nos dibuja la EC pero en una escala “minor”: diarreas que asemejan el síndrome del intestino irritable, pero también, por orden de frecuencia, “falta de concentración, cansancio, eccema y erupción cutánea, cefalea, artralgias y mialgias, calambres musculares, depresión y anemia”. La EC sumada a la SGNC podría afectar a un 10% de la población general, con una mediana de edad de inicio de 40 años (intervalo de 17 a 63), es decir, dejaría de ser una enfermedad netamente pediátrica.
b-Si hasta la fecha excluíamos a los pacientes que presentaban anticuerpos negativos ahora ya no resulta posible. La certeza de que el paciente padece SGNC será una biopsia intestinal mientras se está consumiendo dieta con gluten. Como esto no lo vamos a hacer en el 10% de la población nos queda el ensayo-error: poner y quitar la dieta de gluten y ver qué ocurre. El peligro de sobrediagnosticar es evidente, y de ello nos advierten los autores del trabajo: “conviene conocer y estudiar mejor antes de dar mensajes contradictorios y de establecer dietas injustificadas”.
Desde la perspectiva filosófica, ¿hemos alterado la “esencia” de la enfermedad celíaca o hemos añadido una nueva entidad (SGNC) a la taxonomía? En otras palabras, ¿podemos estar describiendo formas leves de EC, o estamos describiendo una nueva entidad? En el primer caso estaríamos ensanchando el espectro de la enfermedad, (las notas fenomenológicas), sobre una misma base fisiopatológica y molecular, (que actuaría de “suelo” ontológico, donde residiría la “esencia” de la definición). Sin embargo tal parece que la base genética no es imprescindible, y tampoco hay un solo camino fisiopatológicos. Personas de base genética dispar llegan a una expresión sindrómica mas o menos parecida por caminos fisiopatológicos diversos. Al final el “suelo” ontológico es “retire usted el gluten y verá como desaparecen los síntomas”.
Este suelo ontológico queda mejor asentado si apelamos a un “supramodelo” según el cual nuestra especie estaría expuesta a proteínas de difícil digestión a las que se adapta con gran esfuerzo y penalidades. El gluten sería una de las muchas sustancias que provocan este esfuerzo metabólico. Este supramodelo abogaría entonces por encontrar nuevas sustancias para las que se describirían los efectos clínicos. Es curioso que hemos cambiado el modelo metafísico y el cambio no resulta inocuo, pues nos cambia también la percepción de la enfermedad. La enfermedad celíaca ya no es un defecto genético (paradigma de la EC hasta hoy), sino una agresión del entorno, (proteínas inadecuadas a las que nos vamos adaptando a lo largo de milenios). Este modelo metafísico nos invita además a:
1.- Encontrar nuevas proteínas de comportamiento similar: “en tal sentido, se ha descrito que los fructanos, hidratos de carbono que se encuentran en el trigo y que son pobremente absorbidos, también pueden inducir sintomatología similar a la del SII” (2).
2.- Refinar nuestra alimentación apostando por productos no forzosamente “naturales”, sino por productos debidamente “refinados”. Este choque de paradigmas, (el famoso paradigma de lo “natural” versus lo “artificial”), puede llevar fácilmente a personas de pensamiento ideologizado a atacar o mirar con suspicacia esta reformulación del espectro celíaco. Una parte de esta suspicacia puede estar justificada si se aprovecha la alarma que puede generar en la opinión pública para lanzar productos alimenticios caros y poco o nada justificados. Esta afirmación es meramente hipotética y será interesante ver en un próximo futuro si se confirma (3).
Los modelos metafísicos desde los que pensamos la realidad tienen otras resonancias muy interesantes. En el caso que nos ocupa:
a)Para el clínico: hace menos obvia la línea entre lo normal y lo patológico a efectos del gluten como a efectos de otras intolerancias. El síndrome del intestino irritable deja de ser una entidad oscura (y como tal, “de psiquiatra”, obsérvese la apelación que hacen Díaz y cols. supra), para naturalizarse, (sería una expresión del esfuerzo adaptativo).
Además al constatar que algunos pacientes con síntomas poco definidos mejoran al retirarse el gluten de su dieta, provoca en el clínico una reflexión biológica donde antes quizás solo habitaba otra de cariz psicosocial.
b)Para el investigador. Puede aplicar conocimientos que ya existen en relación a situaciones parecidas, esfuerzos de adaptación genéticos y metabólicos de nuestra u otras especies animales. El mapa conceptual se enriquece notablemente y se generan nuevas hipótesis: ¿hay otros cereales en los que ocurra algo similar a nivel humano o de otras especies?, ¿hay estrategias moleculares similares?, ¿podemos encontrar anticuerpos de rasgos similares cuya mera presencia nos deba hacer sospechar en otras proteínas que tengan comportamientos agresivos similares?, etc .
Para acabar, el caso de la enfermedad celíaca nos muestra como hemos sido capaces de poner en cuestión un paradigma muy sólido de enfermedad basada en un defecto genético para construir un modelo adaptativo menos preciso pero mas fructífero. Ello abre dificultades para el clínico, que debe reconstruir su guión (“script”) de enfermedad (4), complica la línea que separa lo normal de lo patológico, y dentro de lo patológico, los diferentes padecimientos, y puede dar pie a soluciones terapéuticas en las que predomine la visión de “negocio”.
Francesc Borrell, Barcelona.
Vicente Morales, Sant Pere de Ribes.
NOTAS.-
1) Papini G., Pragmatismo. Ed Cactus, Buenos Aires, 2011. Obra original fechada en 1904.2) Díaz Marugán V, Magallares García L, Fernández Caamaño B, Alcolea Sánchez A, Alonso Canal L, Polanco Allue I. ¿Puede ser el gluten perjudicial en pacientes no celiacos? Evid Pediatr. 2013;9:1.
http://www.evidenciasenpediatria.es/DetalleArticulo/_LLP3k9qgzIh7aNQBiadwmcEHytVoiLMhc1TXy9MJ0TRUR3wYDDHdaLPTzCm2cl3v2NcjxqC8gLocSzbokkM2Lg#articulo-completo
3) Podemos aseverar que en el mundo estrictamente médico esta polémica es difícil, pues dominan los elementos pragmáticos (curar) por encima de los abstractos (estilo de vida), y que será en el momento en que se propongan soluciones de tipo industrial (si llegan) que se producirá.
4) Schmidt HG, Rikers RM How expertise develops in medicine: knowledge encapsulation and illness script formation. Med Educ 2007 Dec;41(12):1133-9. Epub 2007 Nov 13.
Sergio Minué (Escuela Andaluza de Salud Pública), se pregunta: ¿para qué sirve la Atención Primaria? Y de manera mas concreta…. ¿Hay una lección europea en relación a la APS para ser aprendida por otros continentes, por ejemplo EEUU?