Comentario de libros.- Martha C. Nussbaum. Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano. O´Connor T., Sandis C (Editors). A Companion to the Philosophy of Action. Wiley-Blackwell
Webs de interés.- Salud y dinero, blog de J. Simó
Artículo comentado.- Persona corriente y filosofía moral:
reglas, virtudes y bienes Alasdair MacIntyre
Video comentado.- La enfermedad broncémica, de Francisco Occhiuzzi
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Noticias.-
Seminarios de la Fundación Iatrós.-
Prof.E. Baca
Lugar: Sala de Juntas del Decanato de la Facultad de Medicina de la UAM (Arzobispo Morcillo, 4, 28029 Madrid). Hora: 16:30
Temas:
Abril:23.- «El médico como ‘lector’ del relato del paciente: Conocimientos, ideología y contratransferencia”. Ponente: Enrique Baca.
Mayo: 28.- Influencia de la narratividad en la toma de decisiones médicas. Ponente: Juan Carlos Hernández-Clemente
José Lázaro
Madrid
Comentario de libros.-
Martha C. Nussbaum. Crear capacidades. Propuesta para el desarrollo humano.
Paidós. 2012.
M.Nussbaum
La autora nos propone lo que denomina un nuevo paradigma teórico en el campo del desarrollo y las políticas públicas. Este paradigma es conocido como enfoque del “desarrollo humano” o enfoque de la “capacidad” o las “capacidades” y parte de una pregunta muy simple: ¿qué son realmente capaces de hacer y de ser las personas? ¿Y qué oportunidades tienen verdaderamente a su disposición para hacer o ser lo que puedan?
El libro intenta situar el enfoque dentro del contexto narrativo de las vidas humanas definiendo el rendimiento y el éxito de las personas en función de las oportunidades que se abren para cada una de ellas. Este enfoque necesariamente, aunque teórico, toma como referencia los relatos de las vidas de las personas reales y el significado humano que para éstas tienen los cambios en las políticas generales.
Según la autora este enfoque “concibe a cada persona como un fin en sí misma y no se pregunta solamente por el bienestar total o medio, sino también por las oportunidades disponibles para cada ser humano. Está centrado enla elección o en la libertad,pues defiende que el bien crucial que las sociedades deberían promover para sus pueblos es un conjunto de oportunidades (o libertades sustanciales) que las personas pueden luego llevar, o no llevar, a la práctica: ellas eligen. Es, por lo tanto, un enfoque comprometido con el respeto a las facultades de autodefinición de las personas. Es decididamente pluralista en cuanto a valores […] y se ocupa de la injusticia y la desigualdad sociales arraigadas”.Pero curiosamente para definir la capacidad o capacidades la autora recurre a una definición dada por Amartya Sen y nos dice:
¿Qué son las capacidades? Son las respuestas a la pregunta: “¿Qué es capaz de hacer o de ser esta persona?”. Por decirlo de otro modo, son lo que Sen llama “libertades sustanciales”, un conjunto de oportunidades (habitualmente interrelacionadas) para elegir y actuar. Según una de las definiciones del concepto típicas de Sen, “la capacidad” de una persona hace referencia a las combinaciones alternativas de funcionamiento que le resulta factible alcanzar. La capacidad viene a ser por lo tanto una especie de libertad: la libertad sustantiva de alcanzar combinaciones alternativas de funcionamiento”.
La capacidad en el enfoque que desarrolla el libro no es simplemente una habilidad que reside en el interior de una persona, sino que incluye también las libertades o las oportunidades creadas por la combinación entre esas facultades personales y el entorno político, social y económico. Como acertadamente señala la autora “el enfoque de las capacidades no es una teoría sobre lo que la naturaleza humana es o no es, ni interpreta normas a partir de la naturaleza humana innata. Es, más bien, evaluativo y ético desde el principio: se pregunta qué cosas, de entre las muchas para las que los seres humanos pueden desarrollar una capacidad de desempeño, son aquellas que una sociedad con un mínimo aceptable de justicia se esforzara por nutrir y apoyar”. A lo largo del libro la autora va definiendo las distintas capacidades humanas: básicas, internas, combinadas, centrales, pero es a estas últimas a las que considera como un mínimo irrenunciable para que una vida humana sea digna, nos dice que de estas capacidades centrales toda persona debe superar un nivel umbral mínimo por debajo del cual estaríamos ante manifiesta injusticia. La capacidades centrales son: Vida; salud física; integridad física; sentidos, imaginación y pensamiento; emociones; razón práctica; afiliación; otras especies; juego y control sobre el propio entorno (político y material).
Una vez que la autora ha desarrollado su enfoque sobre el desarrollo humano basado en las capacidades lo contrasta con otros enfoques que se han ocupado del bienestar de las personas y de su calidad de vida: enfoque del PIB, enfoque utilitarista, el basado en los recursos, el basado en los derechos humanos y los va contrastando con su propia teoría. También nos aporta un ejercicio interesante de reflexión tratando de encontrar las influencias, que tanto la filosofía oriental (fundamentalmente hindú) como la occidental desde Aristóteles, están presentes en el desarrollo de su propia teoría.
Finalmente, aplica su teoría de las capacidades a alguno de los problemas existentes en este momento a nivel mundial. Problemas como el de la educación, la asistencia sanitaria, el envejecimiento o las discapacidades son sólo algunos de los problemas a los que trata de aplicar su teoría de las capacidades para el desarrollo humano.
Juan Carlos Hernández-Clemente.
Madrid.
O´Connor T., Sandis C (Editors). A Companion to the Philosophy of Action. Wiley-Blackwell. Oxford 2013. 638 pág. Indice temático. 41 E.
¿Cuáles son los fundamentos de la acción humana? ¿Por qué actuamos? ¿Lo hacemos libremente o porque somos seres autónomos? ¿En qué consiste darnos razones para actuar y cómo tomamos decisiones mediante la deliberación? Todas estas cuestiones (tan relevantes para la Bioética) y aún otras son la sustancia de este importante libro liderado desde la Universidad de Oxford pero con contribuciones básicamente de EE.UU.
A*Presentación de la obra (pase el lector con prisas al siguiente párrafo).-
El libro se divide en tres secciones, cada sección con unos 25 capítulos de unas 8-10 páginas con su particular bibliografía. Las secciones son:
-Acts and Actions: esta sección estudia los fundamentos filosóficos de la acción humana, pero desde las contribuciones de las ciencias naturales y psicosociales. Si algo distingue la filosofía americana es que no le hace remilgos al saber científico, al contrario, es un “repensar filosófico” de las contribuciones científicas. Desde esta perspectiva se analiza el movimiento corporal, los actos de habla, los hábitos, las acciones llamadas “Cambridge” (un tipo “no real” de acto). Esta sección acaba con un importante capítulo de Millgram, “Pluralism about Action”. Este capítulo plantea el estatuto metafísico de la acción humana como concepto. ¿Es la acción humana algo que pueda tomarse como “una cosa”, un concepto a estudiar? ¿O nos estamos refiriendo a un conjunto de acontecimientos que englobamos de manera ingenua como tal concepto de “acción humana”, mezclando hechos de naturaleza tan dispar que no resistan un análisis “a fondo”? Los constitutivistas defienden la versión de un solo concepto para la acción humana, mientras los pluralistas defenderían que estamos en presencia de un fenómeno que tomamos erróneamente por un solo concepto, cuando en realidad abarca dimensiones completamente diferentes y que precisan un estatuto metafísico igualmente diferente.
-Agency and Causation: en esta sección se aborda la diferencia entre querer (volición) y voluntad, (podemos actuar con libertad de movimientos sin ser propiamente libres), qué es la intención humana, la diferencia entre deseo e intención, y la relación de ambas con el placer. Otra línea de análisis es la diferencia entre una acción humana presidida por una finalidad (teleological explanation) y una acción humana presidida por razones y/o causas. El ser humano es entendido como “agente”, eso es, lugar donde se efectúa un tipo de deliberación (o una serie de cálculos) que conducen a actuar. ¿Cómo razonamos, cómo decidimos, en base a qué acontecimientos, conocimientos o influencias? Aparecen conceptos tan importantes como fuerza de la motivación, akrasia (= realizar una acción a sabiendas de que va en contra de nuestro propio interés, por ejemplo fumar), cálculo de probabilidades, marcadores somáticos, etc.
-Action in Special Contexts: entiéndase por “contexto especial” lugares metafísicos como racionalidad, motivación interna, determinismo o libertad… Estos conceptos se analizan con todo tipo de instrumentos: desde las aportaciones de la psicología social, la etologia, la psicología cognitiva, la filosofía del Derecho y de manera especial las neurociencias, (se explica de manera detallada el llamado “epifenomenalismo modular”, una suerte de ingenuidad científica que ya detectó entre nosotros González-Quirós, (ver en este mismo blog el artículo especial colocado en la columna derecha).
-Prominent figures.- en esta última sección se analiza el pensamiento de 23 filósofos fundamentales en la materia que nos ocupa, solo para mencionar a los mas recientes: Reix T, Hume, Kant, Nietzsche, Hegel, Weber, Wittgenstein, Ryle, Sartre, Chisholm, von Wright, Davidson, Anscombe y Ricoeur.
B*Visión popular (Folk) del acto humano versus otras perspectivas.-
Presentada la obra analizaremos algunos de los capítulos que nos han parecido mas interesantes, y que también servirán de fiel de balanza para que nuestros lectores decidan si el libro debe figurar en las estanterías de su biblioteca pública o privada.
Varios son los argumentos que atraviesan el libro de manera transversal. Uno de estos argumentos dice, “¿qué hay de cierto en la visión que cualquier persona tiene de sus actos?”. Esta concepción ingenua y espontánea se la llama en filosofía “Folk Psychology”, es decir, teoría psicológica popular que trata de explicar sobre qué bases realizamos una acción. Esta teoría popular de la acción humana es la que las personas sin una especial formación científica ni filosófica creen que explican sus actos cotidianos. La figura 1 sintetiza dicha teoría. Actuamos porque nos impulsa un deseo, este deseo a su vez se asienta en una o varias creencias, y todo eso nos lleva a actuar movidos un una intención. Voy al kiosco a comprar el periódico. Deseo informarme de la actualidad económica del país, y creo que ya habrán distribuido el periódico que me interesa. Creo también que las monedas que llevo en el bolsillo bastarán para comprarlo, etc. ¿Qué puede aportar sobre este esquema tan diáfano la filosofía de la acción?
Cada uno de los conceptos de la figura 1 se trata detalladamente, como también el modelo general que nos propone. En cuanto a modelos alternativos destacaremos dos que se discuten en profundidad:
a)Modelo causalista. En la figura 2 vemos dicho el modelo. Este modelo lo que nos quiere indicar es que no todas las acciones humanas tienen por causa una intención. Muchos actos los impulsan causas muy variadas, por ejemplo de tipo biológico, (las palabras soeces de un Gilles de la Tourette serían un caso extremo), social o incluso mecánico, (un acto reflejo).
b)Epifenomenalismo modular, (figura 3). Antes de que mi consciencia delibere sobre la mejor acción a emprender, mi cerebro computacional ha realizado los cálculos necesarios y ya ha decidido. La consciencia raramente decide, según este modelo, sino que toma nota de la decisión “computacional” y la defiende (o asume) como propia. Los actos voluntarios son actos tomados por la parte no consciente de nuestra mente, pero que luego asume la parte consciente para cargarla de razones y justificaciones. Este modelo desde luego es contraintuitivo, y se basa en experimentos de neuroimagen en los parecería como si la decisión (y por tanto la acción) antecediera a la deliberación cognitiva. Hay que tomarse estas evidencias con mucha cautela, desde luego, pero no cabe duda de que muchas decisiones las guía la intuición, que viene a ser un camino trazado en nuestra memoria para orientar nuestros actos en el futuro.
C*Intención, causa del acto, “doble poder” y causas inconscientes.-
Veamos ahora algunos de los conceptos considerados en la Figura 1.
Se entiende por acto humano aquella conducta dirigida a un fin. Para hablar de acto se precisa un deseo (=motivación) + una creencia (al menos creer que mi acto sirve para algo). Estamos dentro del paradigma del modelo “Folk”, (figura 1). ¿Qué ocurre sin embargo cuando la persona X desconecta el respirador de su anciano tío, (del cual es el heredero), para que no sufra una previsible y larga agonía? ¿Lo hace por piedad o por interés? En otro ejemplo Davidson nos sitúa en una cordada en la que un alpinista, consciente de que un paso en falso le hará perder el equilibrio y pondrá a todo el grupo en peligro, justamente por su estado de ansiedad realiza una maniobra intempestiva y resbala. Para complicarlo un poco mas imaginemos que este alpinista quiere acabar con la vida de su compañero de cordada, pero no se atreve. Sin embargo está tan nervioso que acaba por resbalar y permite que su compañero caiga por un precipicio. Su única acción es cortar la cuerda para salvar su propia vida, algo que desde luego no es tan reprobable como empujar a su amigo hacia el precipicio.
La discusión de este tipo de ejemplos lleva a diferenciar intención de causa del acto humano. Tal vez había pasado por la imaginación de X matar a su amigo, pero en el momento que resbala, (por efecto de su nerviosismo), puede que intente honestamente salvarle la vida. En este caso la causa del accidente plausiblemente fue el nerviosismo de pensar en un hipotético asesinato, algo que estaba únicamente en su imaginación. Pero no podemos decir que este acto de imaginación fuera una verdadera intención. El análisis de este acto llevaría por consiguiente a afirmar que lo desencadena una causa, no una intención. Sería un acto bajo el paradigma de la figura 2.
María Álvarez
El lector puede pensar en este punto que la mayor parte de actos humanos los desencadena una intención. Yo compro una entrada para ir al teatro y esta es mi finalidad… Puedo realizar toda una serie de actos complejos destinados a este fin, por ejemplo conectarme a internet para comprar las entradas, llamar a unos amigos…. Parece un acto netamente explicado por el figura 1. Pero, ¿tuve en cuenta a la hora de comprar las entradas que coincidía con un partido de Liga? No, eso quizás no lo tuve en cuenta. ¿Tuve en cuenta que era posible demorar la compra de estas entradas hasta saber a ciencia cierta que mi amiga G podía acompañarme? No, tampoco, el miedo a perder la oportunidad de comprar las localidades del Palco Preferente me hizo asumir un riesgo… Para que una acción sea plenamente libre se necesita una clara consciencia de las diversas posibilidades que se abren para su realización. Y la mas elemental de estas posibilidades consiste en “hacer” o “no hacer”, actuar u omitir. Es el “2 way power” o “doble poder” del acto. El lector interesado puede escuchar en abierto un magnífico post sobre este asunto en: María Álvarez (una de las autoras del libro que comentamos), “Agency and two way powers”:
Cuando mencionábamos mas arriba el caso del alpinista, algunos autores apelarían al concepto psicoanalítico de “acto fallido”. Desde esta óptica el alpinista resbalaría movido por una pulsión inconsciente. Sin embargo, ¿qué debemos entender por inconsciente? ¿La irritabilidad de un diabético que sufre hipoglicemia y agrede a un vendedor ambulante, entra en esta categoría? Edward Harcourt disecciona lo que puede entenderse por “causas inconscientes” de un acto humano y distingue:
a)El acto motivado por un desencadenante corporal que no percibimos, (por ej.- la hipoglicemia).
b)Un estado emocional, por ejemplo estar deprimido, del que tampoco tengo apercibimiento. Los médicos sabemos bien las dificultades de que un paciente depresivo reconozca o admita que lo está. No es nada extraño que a los pocos meses de tomar medicación el paciente declare: “ahora me doy cuenta de lo muy deprimido que estaba”.
c)Un deseo o estado emocional no percibido, (la madre que le tiene miedo a uno de sus hijos), el cual a su vez puede ser:
-reconocible, es decir, una vez alguien me lo indica se me hace la luz y digo: “en efecto, actué movido por este deseo o emoción”.
-no reconocible, es decir, a pesar de que alguien me lo indica, (“¿no será que le tienes miedo?”) yo no lo valido como cierto.
d)Un deseo o estado emocional reprimido, (por ejemplo el sacerdote que se enamora de una feligresa), el cual a su vez también puede ser reconocible o no reconocible.
¿Acto fallido?
A partir de este esquema el razonamiento de E. Harcourt es muy interesante: los actos irracionales que tratamos de explicar mediante “razones inconscientes” pueden deberse a otras causas completamente diferentes a la interpretación psicoanalítica. El “acto fallido” de ausentarse de una cita bien pudiera deberse a una hipoglicemia, o a un cansancio de origen ciclotímico… O aquel chiste inoportuno en la fiesta de aniversario de mi suegro quizás fue una declaración de enemistad hacia él, es decir, una emoción de hostilidad reprimida que encuentra una grieta para manifestarse… Pero caben explicaciones alternativas: quizás simplemente digo lo primero que se me pasa por la cabeza, (¿no es eso un “maleducado”?), o no era consciente de cómo podía interpretarse el chiste… o he explicado mal el chiste, que en origen no era ofensivo…. Para Harcourt el psicoanálisis trata de hacer racional cualquier acto humano de apariencia irracional, pero hay que admitirlo: muchas veces somos irracionales, muchas veces actuamos en contra de nuestros intereses, y lo que es mas incomprensible, a veces lo hacemos a sabiendas de que nos estamos perjudicando como personas (= acto akrásico, de akrasia –falta de control sobre uno mismo– no confundir con “acrático”, de Acracia).
Francesc Borrell
Barcelona.
Webs de interés.-
Salud y dinero.-
Blog que dinamiza J. Simó tiene unos 30 documentos con análisis originales y casi siempre enjundiosos de la realidad sanitaria de nuestro país. El Dr. Simó es médico de familia formado en economía de la salud, y su interés se centra en el análisis del uso del medicamento y farmacoeconomía, las diferencias de gasto entre CCAA, y economía de la salud en Atención Primaria. Su portal contiene también documentos de interés relativos a equidad, cobertura sanitaria y utilización de servicios. He aquí como presenta la última entrada de su portal, que analiza los “otros” usuarios del Sistema Nacional de Salud, los que tienen un trato preferente:
El principal problema de equidad que presenta nuestro sistema sanitario es su dualización. Parafraseando a Dumas en el lema de los mosqueteros, España no tiene “un sistema sanitario público para todos y todos para un mismo sistema”. Se trata de un doble sistema (a two tier system) consecuencia de la multiplicidad de “regímenes” o “subsistemas” de aseguramiento, formas de provisión y acceso a las prestaciones sanitarias financiadas públicamente.
PERSONA CORRIENTE Y FILOSOFÍA MORAL: REGLAS, VIRTUDES Y BIENES
Alasdair MacIntyre. Texto de la conferencia pronunciada por el autor el 24 de enero de 1991 en la Universidad de Dallas con motivo de la celebración de la festividad de Santo Tomás de Aquino
El lector puede descargar el original del repositorio de la Universidad de Barcelona:
¿Qué relación hay entre los juicios del filósofo moral sobre la vida
práctica y las cuestiones, juicios y acciones morales que cada día realiza una persona corriente?
Alain MacIntyre
Sobre esta pregunta MacIntyre afirma que “una persona corriente al concebir la vida como un progreso desigual, o a veces como un retroceso, en el logro de su bien, se transforma de modo significativo en un filósofo moral”. Esta primera afirmación resulta crucial porque MacIntyre concibe el progreso personal en términos narrativos y de progreso, suposiciones que muchos filósofos y especialistas en ética aceptarían, (ver a este respecto la entrada de nuestro blog relativa a Strawson y su alegato en contra de la narratividad).
La vida concebida como un progreso a la plenitud es paradigma aristotélico, y como tal influye poderosamente en muchas concepciones de la vida humana, como en Kant, Sartre o el mismo Nietzsche. MacIntyre asume el paradigma aristotélico e interpreta bajo el prisma de una búsqueda de lo que es “mi bien supremo” la vida particular de cada cual.
El joven descubre que la vida está ordenada por reglas, y que estas reglas están ligadas a bienes que se obtienen cuando las respetamos. Sin embargo hay motivos para conseguir mayores bienes sin respetar estas reglas, y ahí empiezan los problemas. ¿Debo aprovecharme de una información privilegiada y ganar un dinero aunque sea a costa de la infelicidad de otras personas? No, no estamos hablando de los desahucios, sino de dilemas mas triviales pero mas constantes en la vida de cada cual. Si este joven escoge el beneficio inmediato, o el hacer lo que le place, y no el camino de la excelencia, o si no aprende a distinguir lo que es bueno de lo que es “bueno para mi y lo es ahora”, estará apostando por una biografia en la que reglas, bienes y virtudes – estas últimas necesarias para lograr estos bienes-, estarán desligadas.
Afirma nuestro autor: “Cuando a veces la persona corriente retrospectivamente se pregunta qué significa la totalidad de su vida, a menudo con la intención de elegir entre futuros alternativos, lo que de hecho se está preguntando es: ¿con qué concepción de mi bien he estado comprometido hasta ahora?, y ¿tengo motivos para cuestionarla? La unidad de la vida como un todo sobre la que cada ser humano investiga es la unidad de una narración dramática, de una historia cuyo resultado puede ser un éxito o un fracaso para cada protagonista. De: no ser así, carecería de aplicación la noción de un bien en general, cuya persecución a lo largo de la vida provee a ésta de cánones de éxito y fracaso. Así, cuando alguien escribe una narración, ya sea la de la propia vida o la de otro, se puede juzgar si es adecuada por la eficacia en responder a las siguientes cuestiones: ¿qué bien escogería la persona cuya vida ha sido narrada? ¿concibe erróneamente su bien? ¿con qué obstáculos y frustraciones se enfrentó? ¿poseía las aptitudes y carácter necesarios para superarlos?
Todo lo que venimos comentando resulta importantísimo para la ética narrativa. Por un lado se deduce de este posicionamiento que las virtudes son básicas para mantener el barco a flote. No sin razón el libro mas conocido de MacIntyre es “en pos de la virtud”. Sin templanza, valentía, renuncia… no hay manera de tener una mínima coherencia vital. MacIntyre cree que se produce un aprendizaje cotidiano de las virtudes. Por un lado “violar las reglas de la relación con los otros comporta verse privado de su cooperación en el logro de un bien”. Si aprendemos las consecuencias de transgredir poco a poco se instaura en nosotros los hábitos virtuosos, y a partir de aquí “poder llegar a ser capaces de extrapolar, sin sometimiento a reglas, a otras situaciones en las cuales coraje, justicia o veracidad, siempre junto con la prudencia, requieren de nosotros como mínimo cambios parciales”.
En este punto, sin embargo, MacIntyre no se llama a engaño y se pregunta el por qué tanta gente fracasa en su vida moral. Este fracaso tiene 4 momentos, un ciclo que conduce a fragmentar bienes, reglas y virtudes, “que se conciben como aislados unos de otros”, impidiendo un esquema moral de la persona sólido y consistente. He aquí estos momentos:
1er momento: la persona se pregunta, ¿cual es mi bien?
2º momento: la persona aprende a renunciar a bienes de menor estatuto al que ha señalado como su bien supremo. Se le requiere un ascetismo y templanza que puede ver imposible, y decidir que es major estratègia renunciar a un bien supremo.
3er momento: perdido el norte de un bien supremo “ la autoridad de la regla se desvincula de toda relación con los bienes, de modo que la obediencia a dichas reglas es valorada por sí misma”; pero también puede suceder que “la autoridad de las reglas se reconoce si y sólo si su obediencia es casualmente efectiva en el logro de los bienes finitos”.
El cuarto y último episodio “se inicia al descubrir el protagonista que las principales cuestiones sobre las que se erige el conflicto no son racionalmente resolubles. Nuestro protagonista sólo puede responder a este descubrimiento de un modo: representando el papel de persona prefilosófica”. Es decir, según nuestro autor, la persona que ha perdido el norte de su mayor bien, de sus valores “sagrados”, para decirlo de otra manera, pierde también el sentido de las normas o reglas, y pierde el sentido de las virtudes necesarias para sacrificarnos por los valores por los que apuesta. Y en este momento de fragmentación interior en lugar de reconocer sus inconsistencias, (pensemos por ejemplo en un político corrupto), prefiere aniñarse, pensar que no tiene entendimiento para dilucidar su mejor bien, para defender los valores en los que creía, o simplemente relativizarlos o devaluarlos.
¿Cuál es la receta de MacIntyre para evitar el fracaso moral? “El joven tiene que aprender a razonar prácticamente, razonamiento que en el curso de la educación moral se muestra en la acción concreta, antes de poder ser adecuadamente expresado en palabras. Esta es una clase de hábito en la que o simultáneamente adquirimos tanto las virtudes como cierta capacidad para razonar prácticamente, o no adquirimos nada”
Pero por encima de todo, “para asegurar la integridad de mi razonamiento práctico, mi bien último tendrá que ser concebido de tal manera que ninguno mayor pueda perseguirse”. Es decir, la persona tiene que apostar y comprometerse con unos valores de vida.
F. Borrell
Barcelona
Vídeo recomendado.-
LA ENFERMEDAD BRONCÉMICA , por Francisco Occhiuzzi
La enfermedad broncémica afecta de manera singular a médicos que después de una fase de “importantitis” pasan a otra de “inmortalitis”. Su pose se impregna de bronce, el bronce que deberá hacerlos inmortales, y tras desayunar con Dios se dignan a pasar visita a los pobres mortales. La conferencia también es una magnífica pieza oratoria, en la que los “tempos” y los contenidos se anudan de manera magistral.
La Redacción.
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