CÍRCULO DE CIBERLECTURA
- ÍNDICE
Noticias.- Deliberación narrativa.
Comentario de libros.- La creación del Yo.
Webs de interés.- Óscar Colorado. Un día en la vida del médico rural.
Artículo especial.- Magallón R. “Abandono del barco”
Vídeo recomendado.- Usar PROMPTS para sacar partido a la Inteligencia Artificial
NOTICIAS
Tema: «Deliberación narrativa (de la argumentación a la sabiduría práctica)»
Ponentes:Tomás Domingo Moratalla (profesor titular de antropología filosófica de la UNED) y Lydia Feito (profesora titular de la Facultad de Medicina de la UCM).
Las sesiones están abiertas a todas las personas que estén interesadas, por lo que podéis difundirlo donde queráis. Toda la información del seminario y el enlace para las distintas sesiones está en la página web del seminario: https://www.ucm.es/hc/seminario-de-investigacion-en-bioetica. Contiene asimismo acceso a las grabaciones de las sesiones anteriores.
COMENTARIO DE LIBROS
Seth A. La creación del Yo. Ed. Sexto Piso. Madrid, 2023.
El mensaje del libro es muy claro: vivimos el espejismo de creernos en posesión de un “Yo” unificado, coherente, dirigido por valores morales… ¡Pues no!, afirma Seth, nada de eso existe. Tenemos un cuerpo, y este cuerpo necesita una mente que lo conserve, le procure alimento, y haga posible vivir en comunidad. Este cuerpo, en su evolución, crea la ficción de un Yo, un “yo” que parece estar al mando del cuerpo, pero que en realidad está a su servicio.
Para ello este “yo” tiene que responder a un nombre, tiene que hacerse confiable, tiene que comulgar con valores morales y quizás también religiosos… Todo ello nos da un espejismo de que somos la misma persona a lo largo de los años. Un “Yo” estable. Pues bien, el eje más importante del libro será demostrarnos hasta qué punto esta pretensión es falsa o, cuando menos, ilusoria.
Pero vayamos por partes. Los primeros dos capítulos Seth trata de responder a la pregunta: ¿resulta mensurable la conciencia?
Medir la conciencia no es algo similar a medir la temperatura del cuerpo, pues posiblemente es producto de varios elementos interactuando. Medir la conciencia se parece más a medir la inteligencia. Decir, por ejemplo, que alguien tiene un Coeficiente Intelectual de 105, es en verdad poco preciso en relación con el rendimiento que esta persona puede sacar a su inteligencia en situaciones cotidianas. Algo nos dice, sí, pero no mucho. Igual ocurre con la medición de la conciencia. No por ello resulta menos interesante el repaso que realiza a los métodos electroencefalográficos, y en especial a los pulsos magnéticos.
La conciencia es imprescindible para asentar el espejismo de un “Yo” estable a lo largo del tiempo, nos dice Seth, pero no hemos de confundir “Yo” y conciencia, como tampoco conciencia y vigilia. En determinadas fases del sueño estamos conscientes, e incluso ocasionalmente podemos dirigir algunos sueños. Por otro lado el “Yo” humano requiere de conciencia, pero tener conciencia no equivale a tener un “Yo”, como pone de relieve casos dramáticos de amnesia.
Los siguientes capítulos los dedica Seth a justificar una idea del cerebro como máquina biológica de predicción. Una de las ideas claves del libro es que nuestra percepción de la realidad es algo así como una alucinación “controlada”. Rescata la idea de nóumeno de Kant: la realidad está más allá de las representaciones que podemos hacernos. El cerebro interpreta las percepciones que le llegan del entorno, como también las señales corporales internas, (de los órganos internos, músculos…), y les asigna una representación virtual. Esta representación virtual la tomamos como real. Pero como se encargan de demostrar las ilusiones ópticas, dice Seth, nuestras percepciones lo que nos ofrecen es una realidad aproximativa.
Según la concepción de Seth el entorno modifica nuestro cerebro creando patrones perceptivos ligados a conductas y emociones concretas. Interpretamos el mundo en el acto de percibirlo y de actuar en dicho mundo. Eso implica que aplicamos modelos de cómo creemos que es el mundo. Llama a estos modelos, “modelos generativos”. Estas percepciones las vamos afinando mediante un cálculo espontáneo de tipo probabilístico, Por ejemplo: esta mancha negra en la montaña lo más probable que sea una cabaña, ¡ah!, no es una cabaña porque se mueve, entonces quizás sea un animal o una persona, etc.
Obsérvese que buscamos activamente datos que corroboren o desmientan esta intuición sobre lo que pueda ser la mancha oscura. Por lo general nuestras percepciones ofrecen pocas dudas, pero las ilusiones ópticas nos alertan de los mecanismos subyacentes.
La percepción sería un proceso circular en el que nos vamos aproximando, minimizando el error de predicción.
La exposición continuada a situaciones de nuestro entorno hace que asociemos y jerarquicemos la experiencia sensible, otorgando categoría de causa-efecto, y realizando profecías -predicciones- de lo que puede ocurrir. No sé si este es el concepto de lo que Seth llama “modelos generativos”, es decir, predicciones sobre lo que puede ocurrir, o más bien lo usa por afinidad al concepto de Inteligencia Artificial generativa, (transformar información que ya tiene el sistema). El matiz es poco importante a efectos de entender su propuesta general.
Sí tiene mayor importancia el concepto de que percibimos conjuntos de cosas con significado, no el color rojo por un lado, y la forma de vestido por otra. Experimentamos en bloque. Este concepto ya lo defendía Tomassello en su teoría insular. Para Tomassello, (podéis encontrar la referencia en este mismo blog, etiquetas), el niño adquiere el lenguaje a partir de experiencias “en bloque”. Los formatos de Bruner van en la misma dirección, como también la Gestalt. Por simple repetición de sucesos el niño aprende a predecir lo que ocurrirá, expresiones lingüísticas que le ayudan a sobrevivir en cada situación, previsiones, etc. Lo que hace Seth es aplicar el teorema de Bayes para explicar el mecanismo íntimo por el cual damos significado. Dos apuntes para lectores expertos: la idea bayesiana la introdujo Howey en 2013 (ver, “The predicitve mind”); y dos, esta visión de la realidad la critica duramente Searle JR en “Seeing things as they are”, Oxford Univ Press 2015). He aquí como lo explica Seth:
” Las probabilidades condicionales con las que trabaja el cerebro llevan codificados unos mapas de correspondencia entre causas potenciales y señales sensoriales. Son los componentes de “razonamiento hacia delante” de la inferencia perceptiva, y como ocurre con las creencias a priori, puede operar a múltiples escalas de tiempo y de espacio distintas. El cerebro combina continuamente esas creencias a priori y estas probabilidades condicionales con arreglo al teorema de Bayes, de tal manera que, a cada fracción de segundo, se está formando una nueva creencia bayesiana a posteriori (una “mejor conjetura” perceptiva). Y cada nueva creencia a posteriori sirve como un a priori para la siguiente ronda de inputs sensoriales continuamente cambiantes. La percepción es un proceso circular, no una instantánea estática” (pág 127)
Nuestro cerebro estaría “afinando” cada segundo sus percepciones gracias a los modelos generativos que ha aprendido. En este proceso de afinar la percepción considera tres componentes centrales para minimizar los errores perceptivos:
- “Los modelos generativos determinan el repertorio de cosas perceptibles. Para percibir un gorila, mi cerebro necesita estar equipado con un modelo generativo capaz de producir las señales sensoriales relevantes: es decir, aquellas que cabria esperar que percibiera si un gorila estuviera realmente en su presencia” (…)
- “Las predicciones perceptivas se desarrollan y aplican para múltiples escalas de tiempo y de espacio, de tal forma que, al final, percibimos un mundo estructurado. (…) Una predicción de alto nivel de que lo que estamos percibiendo es un gorila da pie a otras predicciones de nivel inferior acerca de sus extremidades, sus ojos, sus orejas y su pelo que, a su vez, generan a niveles más bajos aún una cascada de predicciones relativas a colores, texturas y bordes” (pág 133)
- La ponderación de la precisión. “El elemento clave final de la minimización del error de predicción es la ponderación de la precisión. (…) la fiabilidad relativa de las señales sensoriales determina la medida en la que se actualizan las inferencias perceptivas (…) los datos sensoriales con una precisión estimada baja tienen un efecto más débil sobre la actualización de las creencias existentes a priori” (pág 134)
Todo ello le lleva a la siguiente afirmación, (afirmación de la que por cierto nosotros discrepamos, como más adelante argumentaremos): “Toda percepción visual se basa en la clasificación de conceptos y en la interpretación de la información visual. No se puede percibir lo que no se puede clasificar” (pág 146)
La visión que surge del ser humano es muy deudora de cierta visión cibernética y de la Inteligencia Artificial. Asimila identidad personal al yo narrativo, interpretación de emociones y sentimientos morales, que surgen en la interacción social, y donde se conforma el yo social.
“El yo no es un ente inmutable que espía desde detrás de la ventana de los ojos, desde donde observa el mundo de fuera y controla el cuerpo como un piloto controla un avión. La experiencia de ser yo o de ser tú, es una percepción en sí misma, o mejor dicho, un conjunto de percepciones, un haz fuertemente atado de predicciones codificadas a nivel neural y orientadas a mantener tu cuerpo con vida, Y yo estoy convencido de que esto es todo lo que necesitamos ser para ser quienes somos” (pág 189).
La presencia de un Yo social también está presente en la concepción de Seth:
“…. Sonreímos no solo para expresar nuestro propio placer, sino también para cambiar el modo en que se está sintiendo nuestro compañero o compañera (…) y cuando hablamos, intentamos introducir pensamientos en la mente de la otra persona” (pág 203)
“Dicho de otro modo, solo puedo entender lo que te pasa por la mente si intento comprender como estás percibiendo los contenidos de la mía. Es precisamente de ese modo como nos percibimos a nosotros mismos refractados a través de las mentes de otras personas. (…) Un fascinante corolario que se deduce de esta interpretación del yo social es que es posible que la autoconciencia -los niveles superiores de la yoidad que comprenden aspectos tanto narrativos como sociales- requiera necesariamente de un contexto social para existir.” (pág 204)
Ahora bien, el cerebro está diseñado para mantenernos vivos, no para pensar racionalmente. En este sentido efectúa predicciones sobre cómo se encuentra el cuerpo, a partir de la sensibilidad interoceptiva. Estas conjeturas también son bayesianas, aproximativas, basadas en las confirmaciones o des confirmaciones que recibe del entorno. Necesitamos creer que somos seres estables para valorar cambios significativos que pongan a riesgo nuestra salud. Pero es una ficción.
“Un aspecto muy curioso, aunque a menudo ignorado, de la yoidad consciente es que generalmente nos experimentemos a nosotros mismos como si fuéramos un mismo ser continuo y unificado en el tiempo. Podemos llamarlo la estabilidad subjetiva del yo. Hablamos no solo de continuidad de la memoria autobiográfica, sino también de las experiencias más profundas de uno misma o una misma como algo que persiste de un momento al siguiente, ya sea en el nivel del cuerpo biológico ya sea en el de la identidad personal” (pág 205)
El gran William James ya anotaba en sus “principios de Psicología” la necesidad de que las personas demarcáramos lo que son recuerdos propios de recuerdos que no nos pertenecen, recuerdos de otras personas o de personajes de novela. Estos recuerdos biográficos serían fundamentales para asentar una idea de “Yo” narrativo. Y al final crean la ficción de un “Yo” más robusto de lo que en realidad es. En definitiva, para Seth, “no nos percibimos a nosotros mismos para conocernos, sino para controlarnos” (pág 206). El cerebro está para esto, para preservarnos, para procurar alimento y seguridad para el conjunto de células que nos conforman. Ramón y Cajal sonreiría, porque en sus “Charlas de café” ya afirmaba algo parecido. La idea general de Seth es deudora del conatus spinoziano: el cuerpo persevera para mantenerse vivo. Impulso vital sin por ello caer en el vitalismo de Hahneman. Y en esta línea llega a especular con las leyes de preservación de la energía y la entropía, (Capítulo 10).
COMENTARIO CRITICO
Como apuntábamos más arriba Seth sintetiza cierta visión que se abre paso entre los neurocientíficos. La conciencia se hilvana a partir de diferentes módulos cerebrales, pero requiere de redes neurales que proporcionen asociaciones muy ricas, más ricas de lo que pudiera proporcionar un sistema modular. A eso la llaman “Teoria de la Información Integrada”, y se refiere, según puedo entender, más a una cierta estructura o arquitectura de estas redes neurales, que propiamente a una teoría explicativa -o a un modelo- de la conciencia. Dicho en palabras sencillas: el sustrato de la conciencia requiere una arquitectura de redes neurales que posibiliten asociar una percepción a experiencias vitales biográficas.
Esta visión no es muy diferente a lo que ya hace años se llamaba red semántica. Pero cuidado, en ambos casos estamos hablando de una teoría de “caja negra”, es decir, apela a una serie de variables, las pone en interacción, y ¡voilà!, se produce la conciencia. La conciencia sería un “fenómeno emergente” de esta caja negra. Palabras como emergencia, o integración, en el fondo esconden lo mucho que ignoramos.
Bien, ya tenemos una red neuronal que posibilita gran cantidad de asociaciones. Esta red se organiza en modelos generativos, eso es, cuando vemos un coche que se acerca saltamos a la acera para evitar que nos embista. Puede que la realidad nos esté ofreciendo imágenes, olores, etc., que no puedan asimilarse a estos modelos generativos: en tal caso o los ignoramos o los asimilamos erróneamente al modelo que se le parece más. Observe el lector hasta qué punto Seth y en general los neurocientíficos están proyectando sobre los humanos el modelo que rige en el campo de la Inteligencia Artificial.
En efecto, la IA generativa se apoya en el Deep Learning, un conjunto de reglas probabilísticas, bayesianas, mediante las cuales las máquinas aprenden redes semánticas y son capaces de responder a preguntas muy variadas. Es un fenómeno de caja negra del que surgen “emergencias” como son las llamadas “alucinaciones” de la IA, respuestas completamente inventadas, pero con cierta coherencia. Hoy por hoy no sabemos -o al menos yo lo ignoro- cómo estructura la IA el conocimiento, si lo hace a la manera humana, (símbolos, conceptos), o estrictamente matemática.
Como decíamos más arriba, podemos aseverar que el libro de Seth, y más allá, la visión de algunos neuro-científicos, traslada a escala humana los hallazgos que se producen a nivel de IA. No puede extrañarnos, pues Descartes trasladaba a sus escritos la visión religiosa de un cuerpo regido por un alma. Hay acuerdos metafísicos de tipo grupal que permean la visión de los científicos, y les hacen producir consensos inaparentes, pero con enorme carga conceptual. Algo de verdad hay en esta concepción de la conciencia, pero creo que describe más lo que ahora mismo es la Inteligencia artificial que al ser humano. Veamos por qué.
Si algo nos caracteriza a los humanos es que podemos entender un párrafo de un libro ignorando el significado exacto de algunas palabras. Y por otro lado también somos capaces de inventarnos un símbolo -por ejemplo, la X- para designar algo que desconocemos en parte o del todo. Estamos paseando por el campo y vemos una flor que jamás previamente habíamos visto. La fotografiamos y tratamos de identificarla en un Atlas de flores. De momento ocupa en nuestra mente un frágil lugar…. “esta flor que nunca he visto antes”. Pero finalmente le ponemos un nombre, y entra a formar parte de un modelo generativo. Mal iríamos si no fuéramos capaces de hacerlo, de hecho, los niños son especialistas en incrementar y enriquecer sus Tesauros de conocimientos. Y del caso particular (esta flor), avanzan al concepto, “las flores”; ¡y de los conceptos a los modelos!, (ciclo reproductivo de las plantas, etc.).
Resulta interesante profundizar algo más en lo que Seth llama “modelo generativo”. Si habláramos de “modelos epistémicos que proporcionan sentido a las percepciones”, la propuesta sería más clara. Apliquemos esta definición epistémica a escala humana.
Ante una percepción poco diáfana, por ejemplo, un olor, quizás el primer paso sería generar diversas posibilidades sobre dicha percepción, (por ejemplo, ¿qué es este olor que parece sudor?, ¿podría ser humo de cigarrillo?, ¿podría tratarse de marihuana?). En seguida la proyectaríamos sobre el entorno, (¿quién puede estar fumando marihuana si estoy solo en esta playa?), y especularíamos sobre diferentes posibilidades que hicieran verosímil la explicación que nos damos, (“en aquella duna puede haber alguien escondido que no veo, y el viento favorece que me llegue el olor”).
Si además veo que de la duna de arena sale algo de humo me reafirmaré en esta hipótesis. Estaríamos instalados en el marco teórico que le encanta a Seth, probabilidades condicionadas que poco a poco nos acercan a una explicación plausible. Bayes nos sonríe.
Pero también puede suceder que no exista escondite alguno, y el olor sea inconfundiblemente el del cigarrillo de marihuana. Y lo que sí vemos es una persona tomándose un café. ¿Pudiera ocurrir que confundamos cierto aroma de café con el de la marihuana? Y llegamos a la conclusión de que hay un matiz en el olor a café que en determinadas situaciones se le parece al olor de cigarrillo de marihuana. Hemos aprendido sobre una percepción que a priori desconocíamos. Hemos descrito una situación imposible desde el modelo que propone Seth.
El ejemplo subraya la versatilidad de estos modelos epistémicos humanos. Constantemente reaprendemos a dar significados nuevos. Y lo mismo vale para sensaciones o percepciones internas, (“me duele la barriga, ¿serán gases o tengo que preocuparme?”). En síntesis, la afirmación de que “no se puede percibir lo que no se puede clasificar”, resulta quizás apropiada para una máquina, pero del todo inapropiada para el ser humano. Aprender es precisamente romper esta barrera.
Tiene razón Seth al dudar de la consistencia del “Yo”. El paso del tiempo cambia capacidades y apetencias. Sin embargo, permanecen dos tipos de patrones o estructuras psicológicas. Una muy profunda, diría incluso indeleble, que son los valores de fábrica con los que hemos sido arrojados al mundo. Y no solo el concepto de espacio y tiempo al que aludía Kant. Nuestra manera de percibir colores, ruidos, olores, pero también el temperamento, (eje intro-extraversión, eje tímico). Es la urdimbre sobre la que se desarrolla nuestra vida mental más básica. Y a un nivel superior la manera de sentir, los hábitos emocionales que componen cierta gramática por la que sentimos piedad o ira, celos o congratulación. Es el carácter. Por ello nos sorprendemos reaccionando ante determinadas situaciones de manera parecida a como lo hacíamos cuando éramos 20 años más jóvenes, y por eso mismo también las personas que nos conocen creen que merecemos su confianza. No es meramente un artefacto social, un espejismo, es más bien que estas urdimbres básicas son muy difíciles de cambiar. En algún sentido nos parecemos a instrumentos musicales que tienen un timbre y tesitura, y más pecamos por repetitivos que por sorprendentes.
En resumen, el libro que comentamos es interesante porque hace evidente los modelos metafísicos que sin saberlo subyacen en la manera de pensar de los científicos en general, y los neurocientíficos en concreto. Aflorar estos modelos nos permite ganar en grados de libertad para acercarnos nuevamente a la realidad, repensarla, en un modelo de iteración que ya describió Chalmers con acierto. En cada momento histórico vamos a ser capaces de hacer una descripción de la realidad más o menos exacta, más o menos predictiva, pero en todo caso siempre con actitud de veracidad, dispuestos a rectificar.
Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes
WEBS DE INTERÉS
Oscar en fotos
https://oscarenfotos.com/about/
Dr. Oscar Colorado Académico, crítico, analista y promotor de la fotografía.
Página personal:
www.DrOscarColorado.com
Es esta una propuesta de gran interés para personas aficionadas o profesionales de la fotografía. Oscar es Doctor «cum laude» en Ciencias de la Documentación por la Universidad Complutense de Madrid y máster en Narrativa y Producción Digital por la Universidad Panamericana (Ciudad de México).
En relación con este blog nos dice: “El 2 de octubre de 2011 nació este blog, al que decidí bautizar como OscarEnFotos porque quería que tuviera una nota personal y fuera muy claro acerca de qué trata. Realizo esta labor por el amor que siento por la fotografía y que espero compartir con cada uno de mis lectores. Busco crear contenidos serios, de calidad y con un respaldo de investigación».
Quisiera destacaros de su página los informes especiales
Grandes fotógrafos: Informes especiales
y su galería de grandes fotógrafos
Galerías grandes fotógrafos
Dentro de esta galería me ha llamado la atención el reportaje “Country Doctor”, que podéis leer aqui:
Country Doctor por W. Eugene Smith: La serie completa comentada
o bien escuchar en este vídeo, también del canal de Oscar:
Galerías grandes fotógrafos
Las fotos de W. Eugene Smith -nacido en 1918 en Wichita, Kansas- tienen mucho de icónicas. Trabajó en los periódicos locales, fue reportero de guerra y sufrió heridas importantes en el Pacífico. Country Doctor fue un encargo de la revista Life. Los editores deseaban publicar un reportaje relacionado con el campo de la salud, y encontraron en Denver al médico rural ideal, Ernest Ceriani, joven, enérgico, bien formado, que contradecía los estereotipos al uso. Ejercía en un pequeño pueblo, Kremmling, al pie de las Montañas Rocosas, donde habitaban un total de 2.000 personas, 1.000 concentradas en la zona del pueblo. Como vemos en la foto deEugene Smith, trabajaba con diverses cámaras (ver foto adjunta), tratando de confundirse en el entorno para que todo sucediera de manera natural. Sin embargo, en ocasiones preparaba luces, fondos, repetía encuadres…
“La mayoría de los ensayos fotográficos requieren de cierta preparación, organización y dirección escénica para dar coherencia pictórica y editorial a las imágenes… Y eso se hace con el propósito de obtener una mejor traducción del espíritu de la realidad. Es completamente ético”, declara.
Y también añade: “A diferencia de algunos fotógrafos, cuando hago fotografías nunca me dejo llevar por la emoción. Puedo llorar -y es difícil enfocar con los ojos bañados den lágrimas-, pero nunca me conmuevo tanto como para perder la cabeza y la pista de lo que estoy buscando.16”
Pablo Oliveras
Murcia
ARTÍCULO COMENTADO
Abandono del barco
Por Rosa Magallón
Acabo de recibir una notificación por email, fría como las que recibo últimamente, aunque no se si ahora son tan impersonales como antes, o es que ya las percibo así debido a mi estado de ánimo. Una nota de alguien que no conozco y me comunica que se acepta mi abandono prematuro del barco a la deriva. Y me siento como aquel capitán de crucero que escapó sin cumplir con su compromiso moral y personal.
Han sido tres años muy duros, mi querida atención primaria tiene poco más de 40, pero se han apurado mucho las máquinas, a las personas, se ha cuidado poco el casco, los camarotes, la cubierta, esa azotea desde donde divisamos los catamaranes que viajan más veloces y preparados que nosotros. Antes nos importaba menos, nos conformábamos, somos muchos, decíamos, y la palabra en el momento apropiado, la escucha, la mano que toca, nuestro poderío de cercanía lo suple todo. Eso pensábamos. Pero en el camino hacia nuestro destino, hacia una consolidación que nunca alcanzábamos, ha habido tormentas y huracanes que nos han dejado heridos de muerte. Hemos padecido situaciones inéditas, que nos han afectado de tal manera, que todos los que hemos crecido personal y profesionalmente con nuestra medicina de familia, nos sentimos morir un poco.
Al final de nuestra vida profesional, la de los apodados baby boomers de los años 60, nos vamos retirando antes de tiempo, enfadados con el mundo, tristes por lo que dejamos, lo que abandonamos. Y este no es el legado que queríamos dejar a los que nos vienen detrás. Estamos desanimados porque nuestro objeto y sujeto de deseo, que ha llenado nuestra vida de satisfacciones, de amarguras también, se está viendo abocado a una desastrosa situación, es un barco a la deriva, sin timón ni capitán, es un hijo o hija que se te escurre entre las manos y se malogra.
Siempre imaginé una jubilación jubilosa, a la edad que me tocara, con una despedida alegre de todos los pacientes y personas que hemos compartido estos 33 años de vida en el Arrabal, siempre en la misma consulta, siempre en el mismo barrio. Acompaño a muchos de mis pacientes desde ese tiempo, hemos envejecido juntos, hemos superado enfermedades juntos, nos conocemos, saben de mi vida casi tanto como yo de la suya. Y me produce tal tristeza despedirme, que llevo semanas, meses posponiendo la decisión de sentarme en silencio, sola, delante del ordenador para escribir estas líneas que no son un hasta luego por más que quiera disfrazarlo de temporalidad,…sino un hasta siempre a mis pacientes a mi querida atención primaria, a mi querido barrio que me ha hecho crecer y envejecer con el convencimiento de que aquel día, en Madrid, en 1984, tomé la mejor decisión de mi vida: ser médico de familia. Pienso hacia atrás, me veo en el puerto antes de iniciar el viaje, ¿Qué barco será el adecuado para mí? imagino otros posibles escenarios y no me veo,…quizá la espinita de no hacer sido médico rural,…pero ya no hay vidas para eso,…..y me conformo con ver la alegría con que mis residentes, mis hijas for ever, disfrutan de lo que yo me he perdido: la ruralidad. A través de Marta, de Eva, de Ana Belén, ¡de tantas! … (¡tengo realmente una gran familia numerosa de hijas putativas!) siento que esa flaqueza de mi vida profesional es menor, porque ellas viajan en sus barquitos hacia sus pequeños puertos, ajenas a las prisas; y lo viven con tanta intensidad que imagino la satisfacción de disfrutar de esos momentos de contacto tranquilo con las personas que, a mí, a la inmensa mayoría de médicos de familia, se nos niega por sistema. Pero esa es otra historia.
Entro en esta historia mientras escucho la música, al abandonar este amado barco lleno de relojes que nos dictan horarios imposibles, de normas escritas seguramente en sistema braille porque no las entendemos, de órdenes a babor y a estribor, a contracorriente, sin recargar combustible. Nunca entendí ni entenderé la maldición horaria sobre nuestro trabajo. No he visto en ningún decreto, norma o contrato que el médico de familia deba, por sistema, de carecer del tiempo necesario para atender a un paciente. Ese tiempo que a otros profesionales se les otorga porque sí, sin ningún cuestionamiento. Siempre he defendido y he reivindicado mi tiempo para atender a mis pacientes, lo hacemos todos, con más o menos fuerza, pero sin ningún éxito. Atender y acompañar a mis pacientes a morir ha sido una de las experiencias más duras pero más satisfactorias que me ha regalado la vida. No se puede describir esa mezcla de dolor, incertidumbre, satisfacción agridulce por el final esperado, tranquilo y acompañado, a veces con mucha rabia por no haber podido cumplir esa expectativa que habíamos creado en la persona que se va. Quiero volver a reivindicar una vez más, las veces que hagan falta, ya para los que se quedan remando, que el tiempo y la disponibilidad que se les otorga a otros para atender a los pacientes paliativos, se faciliten en las mismas condiciones a los médicos de familia. Ese tiempo para acompañar con calma hasta el final a mi paciente, a esa persona que conozco y que me conoce, y a la que nunca fui capaz de despedir con una hasta siempre, te verán otros con más tiempo que yo. Todos somos necesarios en este acompañamiento final, con calma, con dignidad, con paciencia, con conocimiento, nosotros también.Pero dejo ya esta reivindicación invisible para muchos, no quiero en esta carta abierta de despedida, hacer honor a mi fama de guerrera incansable. No toca.
Quiero expresar ese malestar epigástrico que me atenaza desde que decidí solicitar la desvinculación asistencial. Muy a mi pesar, con mucha ambivalencia, con mucha culpabilidad por abandonar el barco en momentos de tormenta, por abandonar a mis pacientes, pensando, en la falsa creencia de inmodestia que a veces nos acompaña a los médicos, de que los pacientes no sobrevivirán sin ti, que tu eres imprescindible. Nada más lejos de la realidad y aun así, cuesta aceptarla. Mi hermana arqueóloga en su visión de la evolución de las civilizaciones me ha ayudado a pensar en ello. Somos pequeños, insignificantes, apenas un hallazgo arqueológico dentro de unos siglos, si llega nuestra madre tierra tan lejos, si la dejamos llegar.
He preparado una gran lista de pacientes, personas, amigos ya después de tanto tiempo, de los que me gustaría despedirme personalmente. No sé si llegaré a todo, y a todos, porque cada cita pensada y propuesta es un ejercicio de procrastinación. Y sé que debo hacerlo, se lo debo a ellos, os lo debo y también me lo debo a mí misma. Tened paciencia. Tengo muchos nombres, caras, personas, familias en mi cabeza, muchos en mi corazón, con todos he aprendido a ser médico y mejor persona. ¡Siempre explico a mis estudiantes y residentes que los médicos de familia somos unos voyeurs de la vida, vemos tantas experiencias vitales! ¡Tanta dignidad en el sufrimiento y en la humildad de las vidas! De ese cuarto mundo también que algunos se empeñan en invisibilizar. Es una suerte para mí haber podido compartir estas enseñanzas no regladas pero vitales con vosotros. Algunas personas son maestras de la vida y no lo saben. A veces reflexiono, analizo mi vida, y pienso cómo sería yo si no hubiera sido médica del Arrabal durante 33 años. Hago este ejercicio retrospectivo, imaginativo,…,y no,….realmente pienso que he estado en el sitio adecuado, durante un tiempo inadecuado, con un final prematuro como tantos otros,…. pero me voy con una plenitud personal de la que en gran parte son responsables mis queridos pacientes, mis queridos compañeros, mis queridas residentes, mi querido Arrabal. Hay otros aspectos de mi vida, en esta fase ya de prolongada madurez en la que me encuentro, que han sido y son igual de importantes en mi vida: mi familia, mis hijas, mi inquietud social y política. Sin duda que he sido y soy una afortunada. Pero en esta vida gratificante que me ha tocado, ocupáis un papel muy relevante, si pudiera volver atrás a 1984 haría la misma elección, sabiendo esta vez que no me iba a equivocar.
Equivocaciones he tenido, supongo que más de las que soy consciente, y he pedido disculpas por ello a quién se ha podido ser afectado, y seguramente dejo en el tintero desencuentros y disgustos. A todas esas personas, pacientes, sinceramente, no ha sido mi intención. De nuevo la falta de tiempo con la que nos castiga el sistema no da espacio para resolver estas incomprensiones. Y desde luego, también la falta de sintonía y de habilidades de las que he podido ser culpable.
He sufrido también el desencuentro con compañeros y compañeras con los que caminaba en paralelo, aparentemente con inquietudes y utopías comunes. Las experiencias vitales de las personas a veces desvirtúan o hacen cambiar el foco, o puede simplemente que tú lo percibas así o que los demás te perciban de manera diferente. Me analizo de nuevo, de manera crítica y autocrítica, y me reconozco en un camino profesional sin fisuras, coherente desde mi juventud. Por la Atención Primaria de Salud, con mayúsculas, mato. Y desde mi orgullo vital en esta afirmación, me siento decepcionada profundamente por las sendas iniciadas por algunos y algunas, que parecen caminar en sentido contrario al predicado. Desde el respeto a las decisiones personales, por supuesto, que a cada cual le vaya bonito.
Afortunadamente hay savia nueva a la que aportar mi modesta sabiduría y experiencia. Y me queda todavía tiempo, escaso como siempre. No reblo en mi empeño, a pesar de los tiempos que vivimos, en dejarme la piel por mi medicina de familia y de comunidad, desde otro entorno, también muy importante. Cada persona tiene que buscar aquel lugar desde el que pueda aportar, sin manipulaciones, sin aquiescencias, sin gestiones mal ejercidas e injustas. Siento una profunda pena y unas enormes ganas de llorar, por lo que pierdo al perderos, este duelo que me va a acompañar no sé cuánto tiempo. Pero tengo la fortuna, ganada con mi esfuerzo, de librar la batalla por la dignificación de la atención primaria desde el ámbito docente académico.
Veré navegar el barco desde las aulas y buscaré nuevos marineros, les hablaré de recomponer las máquinas, de aportar nuevas fuerzas y energía, de lo maravilloso que ha sido mi viaje, a pesar de todo. Y pienso, espero, deseo, lucho, grito: ¡este barco no va a naufragar!
Un orgullo haber sido vuestra médico de familia, vuestra vecina, vuestra tutora, vuestra compañera y amiga.
En Zaragoza, escrito improvisadamente el 20 de diciembre de 2022, repasado el texto unos días más tarde.
Rosa Magallón
Médico de Familia
Profesora titular Facultad de Medicina
Universidad de Zaragoza
VIDEO RECOMENDADO
USAR “PROMPTS” PARA SACAR PARTIDO A LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
El mundo de la Inteligencia Artificial -IA- ha desembarcado en nuestras vidas con una fuerza inusitada, y amenaza perfiles profesionales intermedios y altos. Atención dermatólogos, radiólogos, la IA sabe interpretar mejor que vosotros determinadas imágenes, y llega a algunos diagnósticos de manera mas fiable. También conduce automóviles mejor que la mayoría de los conductores, realiza resúmenes de noticias con la misma solvencia que un periodista, corrige textos en los idiomas más variados….
Tenemos diferentes IAs que podemos usar de manera gratuita. Podemos dividirlas en dos categorías: generales y especializadas. El ChatGPT sería del tipo generalista: ha asimilado enormes cantidades de información y puede combinar esta información para dar respuesta a preguntas relativamente complicadas. Otras están especializadas en crear imágenes, por ejemplo, Midjourney, software, etc.
Resulta de gran ayuda saber cómo solicitarle servicios a la IA. Por ejemplo, es diferente pedirle, “traduce este texto al inglés”, a usar órdenes bien estructuradas: “¿Puedes traducir un texto que yo te proporcionaré en español, a la lengua inglesa de EE.UU? Contesta con un “si” o un “no””. Este tipo de órdenes reciben el nombre de “prompts”.
En la actualidad disponemos de plataformas especializadas en recoger complicadas prompts. Una de ellas es Foroprompt.com, otra es poe.com -ojo, es de pago- que nos ofrece además la posibilidad de interactuar con tres IA diferentes. El siguiente video de Xavier Mitjana explica el valor de los prompts de manera didáctica.
La Redacción