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INDICE.-
Noticias.- Congreso paciente crónico, Dialogues in Philosophy, Mental and NeuroSciences (journal), “Problemas diagnósticos en Psiquiatría”.
Comentario de libros.- Victoria Camps (2011): El gobierno de las emociones, Giorgio Agamben. L’aperto: L’uomo e l’animale.
Webs de interés.- Health Talk on line, Universidad de los pacientes.
Artículo comentado.- Strawson G (2004). Against Narrativity
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Noticias.-
*IV Congreso Nacional de Atención Sanitaria al Paciente Crónico – Alicante, España, del 8 al 10 de marzo de 2012
*Seminarios UNED: LUNES 23 DE ABRIL, 11.30
Sesión de discusión sobre el libro de Javier Moscoso (CSIC), Historia cultural del dolor, con Fernando Broncano (UC3M) y José Lázaro (UAM) .- Los seminarios tendrán lugar en la sala 324 del Edificio de Humanidades (Paseo de senda del rey 7, Madrid) Para más información: dteira[at]fsof.uned.es
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Journal de acceso gratuito |
*The new issue of the international online journal Dialogues in Philosophy, Mental and Neuro Sciences has been published, it is freely readable at :
www.crossingdialogues.com/current_issue.htm
* VII Curso de Actualización en Psiquiatría «De lo categorial a lo dimensional: problemas actuales del diagnóstico psiquiátrico».
Organizado por la Fundación Castilla del Pino, reconocido de interés sanitario por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y solicitada acreditación a la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía. Se celebrará los días 20 y 21 de abril de 2012 en Málaga. Más información: www.fundacioncastilladelpino.org. funcaspi.hrs.sspa@juntadeandalucia.es
Telf. 95701205
Comentario de libros.-
Victoria Camps (2011): El gobierno de las emociones, Barcelona, Herder
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Victoria Camps |
El acuerdo básico que hoy existe sobre el carácter indisociable de cerebro y mente (con todas las diferencias que se quiera en el desarrollo, por los distintos autores, de los detalles concretos) se acompaña de otro acuerdo no menos básico y general: hay determinantes biológicos de carácter congénito en nuestro funcionamiento mental, en nuestro carácter y en nuestra conducta, pero esos determinantes innatos van a ser profundamente modificados desde el primero momento por la experiencia biográfica y por las interacciones de todo tipo entre el individuo y el medio ambiente. Ni tiene sentido la explicación puramente genética del alcoholismo ni es creíble la vieja tesis sartreana de que la existencia precede a la esencia y que por tanto nosotros mismos podemos decidir libremente lo que queremos ser sin cortapisa alguna. Otra cosa es que resulte particularmente difícil distinguir en un individuo adulto lo biológicamente determinado de lo culturalmente adquirido. Pero lo cierto es que nadie sostiene ya ni la pura determinación ni la pura indeterminación biológica. Al menos nadie lo sostiene en el mundo de la ciencia y del pensamiento racional, porque las ideologías sectarias, desgraciadamente, abundan también en estos temas.
Ahora bien, la exploración de los vínculos entre aspectos emocionales y cognitivos de la mente sigue siendo un tema inabarcable, por la complejidad y la cantidad de disciplinas que hoy trabajan sobre ello y que se encuentran, además, en plena ebullición. Es el caso de las neurociencias, pero también de una disciplina muy diferente de ellas: la filosofía moral. A este campo pertenece el brillante libro que la profesora Victoria Camps (Catedrática de Ética en Barcelona) publicó recientemente con el título de El gobierno de las emociones. En su introducción declara: “Este libro parte de la hipótesis de que no hay razón práctica sin sentimientos. Nadie que no sea ajeno a la psicología o las neurociencias discute ya esta tesis. Todas las ciencias sociales parten hoy del supuesto, exagerándolo a veces, de que somos seres emotivos y no solo racionales. De la mano de tal supuesto, lo que me propongo hacer aquí es analizar cuál es el lugar de las emociones en ética.”
Esta afirmación de Victoria Camps viene en apoyo de lo que hace un momento acabo de plantear: hoy es absurdo ignorar que el conocimiento de nuestra psicología está profundamente influido por la genética, la primatología, el evolucionismo, la neuroanatomía, la neurofisiología y, en general, todas las neurociencias. Autores como Frans de Waal, Pinker, Kandel, LeDoux, Damasio, Gazzaniga, Changeux, Ramachandran, o entre nosotros Francisco Rubia, además de otros muchos, han contribuido a investigar y a difundir el espléndido bagaje de conocimientos que la ciencia actual está logrando sobre los múltiples factores biológicos que intervienen en el funcionamiento cerebral y en el mental. Otra cosa es que se esté logrando, como piensan algunos insensatos, construir una autentica biología del alma humana en todos sus aspectos.
El planteamiento de Victoria Camps, tras reconocer explícitamente la importancia de las neurociencias, va por otro camino. Su libro se abre con una cita de Nietzsche que dice: “Nuestros pensamientos son las sombras de nuestros sentimientos, siempre más oscuros, más vanos, más sencillos que estos.”
Victoria Camps señala que el lenguaje de las emociones se ha impuesto en años recientes, pero que el mundo de lo emotivo había sido ignorado o menospreciado tradicionalmente en ciencias humanas. La filosofía clásica llamó “pasiones del alma” a los sentimientos, resaltando así su carácter pasivo, entendiendo que se padecían de forma inevitable, que causaban molestias y daños. La sabiduría y la ética del mundo antiguo eran una forma de reprimir, de controlar, de suprimir las pasiones dañinas, como la ira, el miedo, el odio, la envidia, el rencor… Contra el imperio de las pasiones se levantó la filosofía estoica y el mismo combate lo continuaron, entre otros, el cristianismo, el racionalismo y la filosofía kantiana.
Sin embargo, el pensamiento ético actual se ha abierto a la popularmente llamada “inteligencia emocional” y ya no se conforma con hablar de lo que es bueno hacer, sino también de lo que es bueno sentir. El sentimiento se suele entender hoy en día como algo que permite a cada persona interiorizar como propia la norma moral, asumirla íntimamente. Así extiende la ética su función desde el estudio de las buenas acciones hacia la formación del alma sensible. Sobre este planteamiento, dice Victoria Camps: “Una persona con carácter o sensibilidad moral reacciona afectivamente ante las inmoralidades y la vulneración de las reglas morales básicas.” (…) “La raíz de la moral es la simpatía o la empatía con los sentimientos ajenos”. Y esa es la razón de que plantee ella su libro como un estudio de las relaciones profundas que se dan entre la razón y la emoción, apoyado en tres filósofos clásicos que, en su opinión, ha tratado de forma especialmente acertada esa vinculación: Aristóteles, Spinoza y Hume. Pero advierte que un estudio como ese no debe caer en el extremo opuesto al tradicional, la apología de la afectividad, hoy muy popular, que sustituye el reduccionismo racional por un reduccionismo emocional y lo resuelve todo predicando la liberación espontánea de los sentimientos supuestamente puros, dando primacía absoluta al corazón frente al cerebro.
Una advertencia importante y sensata, como lo es el libro en que la profesora Camps revisa un capítulo de nuestra historia cultural que se sitúa en el centro mismo de las preocupaciones contemporáneas.
José Lázaro. Sección de Humanidades Médicas, Universidad Autónoma de Madrid.Este trabajo forma parte del proyecto de investigación FFI-2008-03599: “Filosofía de las tecnociencias sociales y humanas” y de las actividades de la Cátedra Pfizer-UAM de Teoría de la Medicina.
Giorgio Agamben. L’aperto: L’uomo e l’animale. 2004.
(Traducción española de Antonio Gimeno Cuspinera: Lo abierto: el hombre y el animal. Valencia, Pre-Textos, 2010).
En filosofía, cuando un autor aún vivo es objeto de una monografía sobre su obra se significa con ello que va a ser sometido a dos circunstancias polares: por una parte se le reconoce una identidad en el mundo del pensamiento, y con ello se le eleva a la categoría de “clásico”, y por otra corre el riesgo de que su potencial clientela abandone su lectura directa y acuda al que la resume o la analiza. Por una parte consagración y por otra riesgo de ser conocido e interpretado a través de intermediarios.
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Animales y personas |
Giorgio Agamben ya ha dado, malgré lui probablemente, este paso decisivo y peligroso: Acaba de salir un compendio de varios autores que analiza su obra, editado por la Edinburgh University Press (1).
Agamben es bien conocido en el panorama intelectual contemporáneo. Nacido en 1942, doctorado en Roma, alumno de Heidegger en los tiempos en que a éste se le consideró ya “desnazificado” (según la terminología aliada en la postguerra) y discípulo intelectual de Walter Benjamin sigue siendo un autor sorprendente no solo por lo peculiar de su discurso sino también por lo trasversal y transdisciplinar del mismo. El libro que comentamos es una buen prueba de ello.
Efectivamente “Lo abierto” aborda de manera muy aganbeniana el tema radical de la diferencia entre la humanidad y la animalidad. Y para ello no duda en darse un interesantísimo paseo por la polémica entre Kojeve y su, a pesar de todo, discípulo Bataille, por el final de la historia, por la teología, por Linneo y por Haecker, por von Uexküll y por Heidegger (sin olvidar claro está a su amado Benjamin) arrancando todo ello de las miniaturas medievales de la Biblioteca Ambrosiana de Milán. Y esto es solo un recuento mínimo de los autores, las épocas y los campos del conocimiento, que recorre en un galopar fascinante materializado en capítulos cortísimos (a veces de solo 2 o 3 páginas) y en un texto que solo tiene un total de 115.
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Giorgio Agamben |
El lector que busque respuestas las encontrará en la digestión (imprescindible) que hay que hacer del texto, pero no las hallará en forma de recetario o vademécum. Sin embargo a aquel, apresurado, que se haya rendido al actual Zeistgeist de la superficialidad y el resumen, hay que recomendarle que se dirija directamente al capítulo 17 donde encontrará seis proposiciones y una coda heideggeriana. Se perderá una nada desdeñable excusión para gourmets y a lo peor tendrá alguna dificultad para digerir el plato concentrado en dos páginas escasas. Es una decisión personal.
Una ultima nota: Este libro tiene un claro interés para los que hemos de tratar profesionalmente con el hombre y sus circunstancias. Y mucho mas con sus circunstancias biológica y/o biográficamente adversas. Pero no se entrega fácilmente, hay que advertirlo. El desafío estriba en penetrar en el y no rendirse. Hacer un poco de músculo intelectual no nos viene nada mal a los médicos en una época de instalación inane en “verdades” que escoran peligrosamente la ciencia hacia el terreno resbaladizo de la creencia.
No estamos, por tanto, ante un tratado sistemático ni ante un texto de respuestas sino ante una impresionante demostración de la capacidad de filósofo para tocar algo así como el “órgano catedralicio” de la historia del pensamiento. Y para tocarlo afinadamente.
1. AAVV (2011) The Work of Giorgio Agamben. Edinburgh, Edinburg University Press
Enrique Baca Baldomero
Madrid.
Webs de interés.-
Health Talk on line.-
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Health talk, testimonios personales |
El portal que os presentamos se dirige a los pacientes. Un amplio índice temático, que incluye las enfermedades crónicas mas frecuentes, da paso a vídeos de apenas unos minutos donde diferentes personas relatan sus dificultades cotidianas, molestias, dudas, dilaciones, incluso conflictos con sus cuidadores…
Como vídeo demostrativo os aconsejamos este, relativo al impacto de una mala noticia:
En España se inicia un portal de características similares:
No olviden nuestros lectores que desde hace años la Universidad de los Pacientes tiene abierto un espacio de interacción similar, (aunque mas dirigido a la educación e información sanitaria que a la vivencia de enfermedad):
De nuestra Redacción.
Artículo comentado.-
Accesible en:
La vida es un relato, un relato coherente, ordenado y tensionado por la ética. Así se expresaría, según Strawson, un “narrativista”, alguien que pesnara en nuestra particular biografía como un relato susceptible de se contado. A la pregunta, “¿quién eres?, ¿a qué te dedicas?, ¿eres feliz?, etc.”, un “narrativista” contestaría con una colección de recuerdos debidamente ordenados, “conformados” e incluso a veces “revisados”, que tendrían un origen, por ejemplo nuestro nacimiento, y un final, por ejemplo el dia de hoy.
Strawson detecta dos presupuestos detrás de esta manera “narrativa” de ver nuestra vida: un presupuesto o teoría epistémica y una teoría ética. Según la primera la vida se nos ofrece básicamente como un recuerdo que ordenamos como relato coherente y consistente. Según la segunda este orden narrativo es básico para que podamos planificar y dirigir nuestros pasos biográficos hacia “lo mejor”, eso es, tensionarla en el plano de los valores y de las decisiones. No hay vida ética sin un relato coherente, nos diría esta segunda tesis. Ambas, arguye Strawson, son falsas, y de manera repetida invoca su propia experiencia vital: él no piensa su vida en términos ni diacrónicos ni narrativos.
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Galen Strawson |
Por diacrónico entiende la percepción de que “estamos aquí”, “venimos de un ayer” y nos vamos “a un mañana”. Esta manera de ver nuestra vida conduce de manera natural a dar forma a nuestros recuerdos y a narrarlos en forma de relato. Vivir de manera diacrónica sería un paso necesario para la “narratividad”, aunque no suficiente: hay que añadirle esta capacidad de “dar forma” verbal a las vivencias y empaquetarlas para “ser dichas” en una conversación.
A esta vivencia diacrónica se opone una manera de vivir episódica, una experiencia de estar en el “ahora y aquí” que no forzosamente se ve reflejado en el espejo de “un pasado o un futuro”. Los recuerdos, en tal caso, son mas dispersos, no se pretende la coherencia de un relato, pero no por ello la vida es menos brillante, apasionada o ética. Strawson está persuadido de que la “narratividad” se ha usado por parte de diferentes autores de forma abusiva, arrumbando a una parte de la Humanidad y a una sensibilidad “episódica” bastante generalizada. Como escritores “episódicos” cita a: Michel de Montaigne, the Earl of Shaftesbury, Laurence Sterne, Coleridge, Stendhal, Hazlitt, Ford Madox Ford, Virginia Woolf, Jorge Luis Borges, Fernando Pessoa, Iris Murdoch (a strongly Episodic person who is a natural story-teller), A. J. Ayer, Bob Dylan.
Y como “narrativos” a: Plato, St Augustine, Heidegger, Wordsworth, Dostoevsky, Joseph Conrad, Graham Greene, Evelyn Waugh, Patrick O’Brian.
Coherente con todo lo anterior Strawson distingue diversas posibilidades en la percepción de la propia vida:
D (diacrónico): Persona diacrónica vs persona episódica
BR (busca relato):Persona que busca conformar sus vivencias como relato vs persona que no hace este esfuerzo
CR (comunica relatos): Personas que cuentan su vida en forma de relato vs personas que no sabrían hacerlo
RR (revisa relato): Y finalmente personas que revisan el relato de sus vidas vs personas que no lo revisa.
(Nota: los acrónimos están adaptados a la lengua española).
Esta clasificación abre diferentes posibilidades: D+ BR- CR- RR-, o bien: D- BR + CR + RR +, etc. Para cada tipología ofrece un cierto perfil. Lo mas propio es que a un tipo D+ (vivencia diacrónica) le siga un BR+, pero “one can imagine [–D +BR] an Episodic person in whom a form-finding tendency is stimulated precisely by lack of a Diachronic outlook, and, conversely, [+D –BR] a Diachronic person who lives, by force of circumstance, an intensely picaresque and disjointed life, while having absolutely no tendency to seek unity or narrativedevelopmental pattern in it. Other Diachronics in similar circumstances may move from [+D –BR] to [+D +BR], acquiring a
form-finding tendency precisely because they become distressed by the ‘one damned thing after another’30 character of their lives. The great and radically non-Narrative Stendhal might be judged to be an example of this, in the light of all his chaotic autobiographical projects, although I would be more inclined to classify him as [–D +BR]” (Nota, en el original en lugar de BR figura “F” de form finding).
Desde mi punto de vista el artículo obedece a un intento de ganar prestigio atacando un presupuesto que nadie –hasta la fecha- se había atrevido a contradecir. Un atrevimiento de tal calibre puede conducir a la gloria, a la ruina o a la perplejidad. En el caso que nos ocupa creo que los lectores están perplejos, porque nadie puede decir a ciencia cierta si su estilo de vivir es diacrónico o episódico. La distinción parece tan sutil que si uno se examina con sinceridad no atina a adivinar qué vector predomina más, si este sentirse parte de una historia o el simple deleite del instante… ¿No será que en realidad oscilamos de uno a otro polo? Si así fuera, si nuestra vivencia “animal” es básicamente ligada al instante, y solo mediante la indoctrinación que supone asimilar un lenguaje y unos códigos culturales “ordenamos” nuestra memoria para recordar “en forma de relato” nuestras vidas, resultaría que no hay “varias maneras” de experimentar la vida, como nos propone Strawson, sino que todos nos movemos en un continuum en el que vivimos el instante, (e incluso lo olvidamos casi de manera inmediata), o este instante lo pasamos a una categoría de recuerdo “importante” y en tal caso lo tenemos que codificar en yuxtaposición a otros recuerdos. Será entonces, mediante esta yuxtaposición, que ganará un sentido biográfico, y de manera inevitable se almacenará en nuestra memoria como relato. No podemos tomarnos en serio la afirmación de Strawson de que su vida es estrictamente episódica, porque como mínimo ha construido el siguiente relato: “en cierta ocasión escribí un artículo muy polémico contra esta moda mojigata de la narrativa, y a fe que tuvo éxito internacional”. En todo caso sí parece que una visión estratégica de la propia vida, por ejemplo presentarse a cargos académicos, o escribir libros, -actividades bien conocidas por Strawson- implican esta visión diacrónica de la propia vida.
Francesc Borrell, Barcelona.