CÍRCULO DE CIBERLECTURA
- ÍNDICE
Noticias.- XV Congreso de la Asociación de Bioética Fundamental.
Comentario de libros.- El miedo al conocimiento. La tiranía del mérito.
Webs de interés.- The Conversation.
Artículo comentado.- El dorado de la medicina a medida.
Video recomendado.- Pensamiento crítico, medicina basada en evidencia y práctica clínica.
NOTICIAS
- Centenario Jhon Rawls . Programa e inscripciones: https://sites.google.com/view/rawlssymposiumgirona2021/programa
- XV Congreso de la Asociación de Bioética Fundamental y Clínica.
Fecha: Los días 4-6 de noviembre.
Lugar: Palacio Europa. Victoria-Gasteiz.
Información e Inscripciones:
http://www.asociacionbioetica.com/congreso_2021/
COMENTARIO DE LIBROS
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Boghossian P. «El miedo al conocimiento. Contra el relativismo y el constructivismo». Alianza Editorial, Madrid, 2009.
El autor se pregunta si existe miedo al conocimiento y parte del hecho de que en las últimas décadas se ha ido formando un consenso importante (al menos en las ciencias sociales y humanísticas, ya que no en las ciencias naturales) en torno a una tesis sobre la naturaleza del conocimiento humano: la tesis de que el conocimiento es algo socialmente construido.
A la vez que aparece lo que el autor denomina la tesis de la validez igual, la cual nos dice que existen muchas formas radicalmente distintas, pero igualmente válidas de conocer el mundo, de las cuales la ciencia es sólo una. O, dicho de otra forma, para el relativismo posmoderno la ciencia es sólo un sistema de creencias entre otros. Todo el libro va encaminado a refutar tanto el relativismo como el constructivismo sobre el conocimiento. Indudablemente el tema es muy conocido en la filosofía y tiene que ver con la pregunta entre la mente y la realidad.
Para refutar estas teorías sobre el conocimiento el autor comienza explicando que toda creencia es un tipo particular de estado mental que nos permite asumir y representarnos el mundo, sin embargo, para que esa creencia sea representativa del mundo tiene que poseer al menos tres aspectos esenciales: un contenido proposicional; debe ser caracterizada como verdadera o falsa y debe ser considerada como justificada o injustificada, racional o irracional.
El contenido proposicional especifica como es el mundo de acuerdo con la creencia. Lo que es lo mismo, se trata de una condición veritativa, si es verdadera o falsa y será verdadera dicha creencia, sí y solo sí es un hecho y además ese hecho es un hecho para todos.
Por tanto, si decimos que la creencia es verdadera, entonces el hecho correspondiente ha de darse para cualquier individuo, independientemente de si éste se inclina a creer en él o no. Así pues, el conocimiento parece ser universal y completamente independiente de la mente. El hecho en cuestión estaría ahí incluso si los seres humanos jamás hubiesen existido. Así pues, la universalidad y la independencia de la mente son, por consiguiente, connotaciones importantes de “objetividad”. Pero además la creencia debe estar justificada y ser racional.
Se pregunta el autor: ¿Qué entendemos por razón para una creencia? Y se contesta: Normalmente solemos pensar en la evidencia a favor de una creencia, es decir, una reflexión u observación que eleva la probabilidad de que la creencia en cuestión sea verdadera. Y todas estas razones que estamos aduciendo se denominarán razones epistémicas y habrá que diferenciarlas de las llamadas razones pragmáticas, que nos hablaran, no de la verdad de la creencia, sino de las ventajas que se derivan de aceptarla. O, dicho de otro modo, si las razones extra-epistémicas de una persona intervienen en la racionalidad de sus creencias. Y, por último, en el análisis del autor se nos dice que independientemente de cómo construyamos la noción de racionalidad, las razones para una creencia son falibles. Uno puede tener buenas razones para creer en algo que finalmente acaba siendo falso como resultado de nuevas informaciones (evidencias) recibidas.
Así pues, para que una creencia pueda contar como conocimiento, no sólo debe estar justificada, sino que también ha de ser verdadera.
Sin embargo, el constructivismo, apela como su propio nombre indica, a decir que algo fue construido, que no estaba ahí listo para ser encontrado o descubierto, sino que fue fabricado, construido, socialmente construido, en base a valores, intereses y necesidades determinadas para un grupo social concreto.
El autor analiza el constructivismo sobre los hechos, sobre la justificación de los mismos y sobre la explicación racional: para el constructivismo no existen hechos independientes de nosotros y nuestro contexto social, todos los hechos están socialmente construidos, de tal forma que reflejan nuestras necesidades e intereses contingentes. El constructivismo nos dice que apelar únicamente a la exposición a la evidencia relevante nunca basta para explicar por qué creemos en lo que creemos; también tenemos que invocar a nuestras necesidades e intereses contingentes. El constructivista piensa que dentro de la teoría del conocimiento junto a las razones epistémicas están también presente las razones pragmáticas, algo que lo acerca a la doctrina de la Validez igual.
El autor entra en discusión y crítica con aquellos que él considera los más conspicuos e influyentes constructivistas de los hechos de la filosofía reciente: Nelson Goodman, Hilary Putman y Richard Rorty , fijándose especialmente en el constructivismo relativista de este último.
En palabras de Rorty: “personas como Goodman, Putman y yo, es decir, personas que piensan que no hay un modo de describir el mundo que sea independiente de toda descripción, que éste (el mundo) no tiene un modo de ser en completa ausencia de descripción […] nos sentimos tentados a decir que no existían objetos antes de que el lenguaje moldeara la materia bruta […] ninguno de nosotros, los antirepresentacionalistas hemos dudado jamás de que la mayoría de las cosas del universo son causalmente independiente de nosotros. Lo que ponemos en duda es que sean representacionalmente independiente de nosotros […] nosotros hacemos literalmente hablando que se den ciertos hechos, hacemos, por ejemplo, que existan jirafas cada vez que describimos el mundo en términos del concepto de jirafa […] por eso la forma correcta de pensar sobre el asunto es interpretar toda referencia a los hechos como exactamente equivalente a una referencia a cómo son las cosas según determinada teoría sobre el mundo o determinado juego del lenguaje”. En definitiva, para el relativista global toda proposición verdadera que pueda ser considerada como conocimiento lo hace dentro de un marco epistémico concreto creado por nosotros.
Sin embargo, el autor refuta esta teoría refiriendo que toda tesis relativista necesita reconocer que existen como mínimo algunas verdades absolutas, pero el relativista global afirma que no existe ninguna verdad absoluta. “Por lo tanto, un relativismo global estaría destinado a ser incoherente”.
El autor continúa refutando tanto el constructivismo como el relativismo epistémico explicando los métodos que el denomina propios del sistema epistémico ordinario, es decir, la observación, el principio de transmisión o de inferencias deductivamente válidas, el principio de inducción, en definitiva la manera de fijar nuestras creencias dentro lo que denominamos “ciencia” o sistema epistémico “posgalileano” ordinario.
Juan Carlos Hernández Clemente
Madrid, 2021.
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Sandel MJ. «La tiranía del mérito. ¿Qué ha sido del bien común?». Ed. Penguin Random House Grupo Editorial. Barna 2020
El autor, reputado filósofo, analiza las causas del floreciente populismo y los atribuye a la soberbia de la meritocracia. Vivimos un auge de la desigualdad, pero no cualquier desigualdad: una desigualdad en la que los favorecidos miran por encima del hombro a los menos favorecidos, y no dudan en decirles: “es mi mérito estar donde estoy, y es tu culpa estar donde tú estás. Si de veras quieres progresar solo tienes que esforzarte como yo lo he hecho”.
La soberbia meritocrática. –
Para Sandel el populismo del Brexit y de Trump se asientan en la repulsa de la clase trabajadora a esta atribución de mérito. Y para Sandel tienen los trabajadores toda la razón de rechazar esta “soberbia meritocráticas, ya que:
-No tenemos ninguna responsabilidad sobre el talento que hemos recibido por vía genética, ni por la suerte de una familia acogedora que nos ha proporcionado oportunidades de aprender y prosperar.
-Quienes están en la cúspide de una sociedad con grandes diferencias de riqueza, esgrimen el argumento de que su posición la ocupa por méritos propios. En realidad, se ingenian una serie de estrategias para transmitir a sus hijos ventajas suficientes que les aseguren no perder su posición de privilegio. Estrategias lícitas, pero también ilícitas, como alterar pruebas de selectividad o acogerse a normas excepcionales para entrar en las mejores universidades.
-La meritocracia ha conducido al país a una división entre ganadores y perdedores. La cosa pública se interpreta en clave tecnocrática: los expertos, gente con titulaciones académicas de gran prestigio, tienen que dirigir las políticas públicas. “La meritocracia actual ha fraguado en una especie de aristocracia hereditaria”, (pág. 35). Una élite ensoberbecida ha dado lugar al resentimiento de la clase trabajadora. “Más que una protesta contra los inmigrantes y la deslocalización, la queja populista va dirigida contra la tiranía del mérito” (pág. 37).
-Nuestra sociedad valora en exceso estas credenciales que nos postulan como “inteligentes”. Sandel afirma que el credencialismo, (la “titulitis”), es tóxica para la democracia: “Además de vaciar el discurso público, el reinado del mérito tecnocrático ha reconfigurado los términos del reconocimiento social de tal modo que ha elevado el prestigio de las clases profesionales con altas credenciales laborales y académicas, y ha depreciado las aportaciones de la mayoría de los trabajadores y, de paso, ha erosionado el estatus y la estima sociales de los que estos gozaban”. (pág. 43).
-Enlaza esta fe meritocrática con el protestantismo… leemos en la pág. 58: “La tiranía del mérito nace, al menos en parte, de este impulso. El orden meritocrático laico actual moraliza el éxito a través de mecanismos que recuerdan a una fe providencial anterior: aunque los triunfadores no deban su poder y su riqueza a la intervención divina -pues prosperan gracias a su esfuerzo y trabajo- su éxito es un reflejo de su superior virtud. Los ricos lo son porque son más merecedores de ello que los pobres”.
-Siguiendo a Lears, aprecia una confrontación entre la ética de la fortuna, (“el cosmos no hace corresponder necesariamente el mérito con la fortuna”), con la ética del dominio, que “pone la libertad de elección humana en el centro del orden espiritual”. (pág. 59). Es curioso que Sandel en ningún momento haga aparecer la ética de la responsabilidad, (podría discutir la posición moral de Sartre, por ejemplo, también desarrollada a otro nivel por Erich Fromm). Nuestro autor prefiere concluir que: “la enfermedad, cuando llega, ya no es simplemente un infortunio, sino que constituye también una especie de veredicto sobre nuestra virtud” (pag 64).
En este caldo de cultivo las élites justifican su posición y desprecian a los pobres. El libro en realidad bien podría titularse “contra el elitismo”, y más en concreto, “contra el elitismo de centroizquierda”. El diagnóstico de Sandel es que los partidos que tradicionalmente representaban a los trabajadores, los han abandonado a favor de la meritocracia, haciéndoles sentir inútiles frente a los inteligentes tecnócratas que tienen que regir nuestra vida pública. Ante este diagnóstico de que “tienes lo que te mereces”, hay una reacción populista anti-intelectualista que une ricos y pobres en una pinza de importantes dimensiones electorales. Ello se debe a la erosión de la solidaridad y la auto-estima producida por la meritocracia, nos dice Sandel, (pág 96), con la connivencia de los partidos socialdemócratas, (en especial el Partido Demócrata).
COMENTARIO CRÍTICO:
La principal crítica que podemos hacer al libro de Sandel es que ignorar el mérito supone ignorar el esfuerzo, e ignorar el esfuerzo nos conduce a una sociedad, en el mejor de los casos, mediocre, y en el peor, pasiva e incapaz de adaptarse a un mundo en constante evolución. Cierto que en ocasiones se exagera la importancia del mérito, e incluso se valora de manera desproporcionada o francamente injusta el valor de este mérito. Por ejemplo, ¿qué decir de un educador de calle que tiene tratos con las maras y logra que algunas de ellas se integren a una convivencia pacífica? Una tarea de indudable mérito social y que probablemente no queda en absoluto reconocida.
Por ello la llamada del autor en el sentido de que valorar el mérito tiene que ser parte de la política, es un llamamiento absolutamente necesario. En parte la política consiste en esto: hacer pedagogía sobre lo que toca valorar, ordenar también las costumbres, hacerlas evolucionar… Pero en ningún caso deberíamos perder de vista el valor del esfuerzo, porque la calidad jamás es fruto de la casualidad, como nos recuerda Donabedian, sino de un constante y persistente esfuerzo por hacer las cosas bien.
Francesc Borrell. (Sant Pere de Ribes).
PD.- En el próximo número de Folia Humanística (6) 2021 el lector encontrará un extenso artículo dedicado a la meritocracia y las propuestas igualitaristas: “La meritocracia a examen”. Accesible en: https://revista.proeditio.com/foliahumanistica
WEBS DE INTERÉS
The Conversation
https://theconversation.com/es
Esta iniciativa periodística nace en Australia y se difunde rápidamente por varios países, entre ellos España. La sede de The Conversation reside en Madrid, pero hay colaboradores en toda España. Su misión es devenir una fuente de noticias y análisis escritos por la comunidad académica e investigadora y dirigida directamente a la sociedad, para la mejora cualitativa de la conversación ciudadana. Para ellos “el acceso a una información independiente, de calidad, rigurosa y explicativa es la base de una democracia sana”.
Por esta razón “nuestros autores solo pueden escribir sobre temas relacionados con sus materias, una especialización que han de documentar en los artículos que firmen. Además, han de firmar una Cláusula de Divulgación en relación con la financiación que reciban y los posibles conflictos de interés”.
Entre los artículos que pueden consultarse temáticamente (tecnología, cultura, economúia, medicina, etc.), o por palabras claves.
Tiene un portal inicial que selecciona los artículos recientes que pueden tener mas interés. Algunos medios de difusión seleccionan y publican artículos de The conversation, en particular El Periódico.
Algunas sugerencias de lectura serían:
Ocho claves para distinguir el envejecimiento normal del alzhéimer:
Estas son las ‘geoclaves’ de lo que está pasando en La Palma:
https://theconversation.com/estas-son-las-geoclaves-de-lo-que-esta-pasando-en-la-palma-168257
¿Cambian nuestras experiencias emocionales en función de la cultura y la lengua que nos rodea?:
Pablo Oliveras
Murcia
ARTÍCULO COMENTADO
Le Monde Diplomatique.
… El dorado de la medicina a medida. septiembre de 2021, por Raúl Guillén. Septiembre 2021.
https://mondiplo.com/eldorado-de-la-medicina-a-medida
El abaratamiento en la secuenciación del genoma – costará unos 100 euros- hace prever que: 1) tendremos enormes cantidades de información genética poblacional; 2) seremos capaces de prever enfermedades que aún el individuo no ha desarrollado; 3) y ofrecerle estrategias preventivas y terapéuticas adaptadas a su perfil genético.
Sin embargo, hoy por hoy estamos lejos de conseguirlo. Como apunta el autor, apenas un 1% de nuestro genoma nos distingue del resto poblacional, pero este 1% significa millones de diferencias en la codificación del ADN, de las cuales solo somos capaces de interpretar algunos centenares. Existe por consiguiente un largo camino por recorrer, antes de que este tipo de estudio genético sea realmente útil. Realizarlo en estos momentos introduce mas confusión que luz.
Pero la Industria Farmacéutica apunta hacia la terapéutica personalizada. Fueron los laboratorios Roche los que con la introducción de su fármaco Herceptin, y mediante un test genético, fueron capaces de predecir si este tratamiento sería beneficioso o no lo sería. La idea parece apuntar hacia una reducción de costes y una optimización en los riesgos que asume un paciente al probar una línea de quimioterapia. Sin embargo, hoy por hoy, también esta estrategia está limitada a unos pocos tratamientos.
Los temores de los epidemiólogos es que los fondos para investigación se dirijan de manera preferente hacia este tipo de trabajos, olvidando que intervenciones poblacionales, (y no individuales), tienen un mayor impacto sobre la salud. Sin embargo, la promesa de una reducción de costes en las terapias oncológicas sin duda serán un acicate para proseguir esta línea de investigación: la medicina personalizada.
Pablo Oliveras. (Murcia).