CÍRCULO DE CIBERLECTURA
- ÍNDICE
Noticias.-
Congresos de bioética, Folia Humanística 7
Comentario de libros.-
– «La globalización del capital. Historia del sistema monetario internacional», Eichengreen B.
– «Racionalidad», Pinker.
Webs de interés. – Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, fondo poético.
Artículo comentado. – Hare EH. Locura masturbatoria.
Video recomendado. – Salvador Tranche. Actualidad de la Atención Primaria.
NOTICIAS
– XIII Congreso Internacional de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, que se celebrará en la ciudad de Palma los días 9, 10 y 11 de junio 2022.
https://secpal2022palma.com/bienvenida/
– XVI Congreso Mundial de Bioética: «Bioethics post Covid-19: Responsibility and transparency in a globalized and interconnected world»
http://www.bioeticayderecho.ub.edu/es/xvi-congreso-mundial-de-bioetica
– Ya tenéis a vuestra disposición Folia Humanística 7, con los siguientes contenidos:
Tema del Dia. -* Nuria Terribas. Ley Orgánica de regulación de la eutanasia en España: cuestiones polémicas sobre su aplicación
Pensamiento actual. -* Eva Peguero-Rodríguez, Juanjo Mascort-Roca, Francesc Borrel-Carrió «Práctica clínica tutelada: donde el estudiante aprende actitudes y valores».
Arte y Sociedad. – *Francesc Borrell, «La música transforma nuestras vidas».
– *David Puertas. «Guía sonora de los viajes de Mozart».
Encontraréis la revista en Open Access en:
COMENTARIO DE LIBROS
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Eichengreen B. «La globalización del capital. Historia del sistema monetario internacional». Antoni Bosch Editor. Barna 2021.
Advierto a los lectores que se atrevan con este libro: no es de lectura fácil. Posiblemente por ello Eichengreen ofrece un detallado glosario que, por sí mismo, ya resulta interesante. Un glosario da idea, de manera casi inmediata, de los conceptos que uno ya sabe o deberá aprender, y en este sentido debo admitir que, -en este caso-, lo segundo ha superado lo primero.
Ahora bien, añadiré para lectores amantes del estudio de la complejidad humana, que el capítulo 7 y las conclusiones merecen “sí o sí” una detallada lectura. La Gran Crisis Financiera 2007-2010 está descrita en términos a la vez sencillos pero rigurosos. Pero antes de entrar en este laberinto, permítanme un vistazo general a la obra.
Hay libros que son producto de la moda, de un capricho del autor, de una ocurrencia pasajera. No es el caso de este libro, que destila en cada página un saber reposado, fruto de años y años de lecturas y maduración personal. La construcción del concepto de dinero es una de las aventuras humanas más fascinantes. Harari también lo analiza en “Sapiens” (Ver Boletín Iatrós Abril 2018): sólo si tenemos una enorme confianza en la comunidad vamos a creernos que un trozo de metal o de papel tienen valor “per se”.
No puede resultarnos extraño que la historia del dinero salte de los sacos de sal, como valor de cambio, a las monedas acuñadas por metales. Los metales a disposición del sapiens más valiosos eran los más escasos, y no deja de ser curioso que la plata y el oro, con pocos usos prácticos, (hasta muy recientemente), fueran los que generaran mayor apetencia y valoración. Simplemente porque nos resultaban hermosos en su apariencia y eran además escasos. En el siglo XVI Suecia intentó acuñar monedas de cobre, pero la abundancia de este mineral obligaba a transacciones con carros repletos de monedas, algo que no resultaba en absoluto práctico.
Saber que una moneda de oro no perdía su valor estuvieres donde estuvieres, era una garantía de enorme calado. Por eso se instituyó el “oro de ley”, para regular la aleación y que se mantuviera siempre la misma cantidad de dicho metal. Los sistemas monetarios apoyados en el patrón oro buscaban la tranquilidad de poder convertir en oro las monedas de plata, (más abundantes), y facilitar los intercambios de productos transfronterizos en base a una moneda de confianza (1). De aquí una primera constatación nada trivial: los sistemas monetarios nacen para consumo interno, pero también y casi de manera principal, para facilitar el intercambio entre países.
Ahora bien, la intensidad de intercambios comerciales supera en el siglo XIX el oro almacenado, y aparece el papel moneda, un dinero que en parte se sustenta en patrón oro, (si presentas un billete al Banco Central te dan su equivalente en oro), pero en parte no, (dinero que se llama fiduciario, es decir, no convertible en oro). La presencia de dinero fiduciario no espanta a los agentes económicos: la confianza no se quiebra porque hay un garante, el Banco Central del país, que garantizará el valor de este dinero. Salvo turbulencias importantes, (crisis económicas, inflación disparada, guerras….) En tal caso el oro vuelve a ser el refugio preferido.
Tras la Segunda Guerra Mundial se implantó el llamado Sistema de Breton-Woods para regular el valor de las monedas y evitar grandes fluctuaciones, (así como especulaciones transitorias, pero con efectos perjudiciales). Este sistema tenía tres componentes: los tipos de cambio entre diferentes monedas eran ajustables, se permitían controles en el movimiento de capitales y se instituía el fondo Monetario Internacional (FMI) para ayudar a los países en su balanza de pagos y evitar quiebras.
El sistema fue eficaz durante un tiempo, pero después se relajaron las regulaciones en los flujos de capital, y empezaron los problemas especulativos. Los países también encontraban maneras de devaluar o sobrevalorar sus monedas.
En la década de los 70 del siglo XX se abandona definitivamente el patrón oro, (imposible mantenerlo debido a la intensidad de los intercambios y los flujos enormes de capital), y se consolida un sistema monetario alrededor de las monedas más fuertes: el dólar y la libra esterlina, (también otras monedas sobre todo el marco alemán). Tener deuda referenciada en estas monedas era garantía de valor. El libro que comentamos se extiende en las relaciones entre fundamentales económicos, intercambios transfronterizos y valor monetario. El caso es que la propia dinámica económica lleva a fluctuaciones entre monedas que obligan primero al Sistema Monetario Europeo y luego al euro.
Quizás el euro sea el experimento económico mayor que ha realizado el Sapiens. Hemos quemado los barcos, como hiciera Hernán Cortés, y regresar a nuestras monedas nacionales tendría unos costes impresionantes. Así quedó demostrado en el caso de Grecia: Tsipras ganó un referéndum para abandonar el euro, pero al final Grecia no abandonó el euro…. Veremos el por qué un poco más adelante.
Como decía más arriba, si al lector le aburre los detalles económicos de los primeros capítulos, por favor, diríjase directamente al capítulo 7. En este capítulo se analiza la Gran Crisis Financiera del 2007 y cómo los diferentes países responden a ella. El origen de esta crisis, según el autor, fue la avidez de EE.UU por vivir por encima de sus posibilidades, generando un déficit que paga con Bonos del Tesoro. Y estos Bonos los compra China, siendo su principal deudora. Gracias a ello los Bonos tienen un interés limitado y EE.UU puede seguir gastando por encima de sus posibilidades.
Pero esto no hubiera sido suficiente si no se dan simultáneamente varios hechos:
- La derogación en 1999 de la Ley Glass-Steagall que separaba los bancos de depósito de la banca de inversión
- El atentado de las Torres Gemelas en 2001, seguida de una desregulación de los mercados financieros con el objetivo de evitar una recesión, (o dicho de manera más clara: paliar el efecto psicológico del atentado)
- La inundación del mercado de dinero a un interés muy bajo, dinero que va a parar sobre todo a hipotecas sobre vivienda. Estas son las llamadas subprime, que, bajo la apariencia de deudas garantizadas por los bancos, esconden hipotecas que no podrán ser pagadas. La ambición humana se libera, las ansias legítimas de tener una vivienda se vehiculizan con hipotecas baratas, la economía se recalienta y un pleno empleo sobre una base económica de barro explota como un castillo de naipes. Y el falso dinero que fluía de EE.UU a Europa, y que había producido el mismo efecto de hipotecas baratas y burbuja inmobiliaria, también explota sobre todo en economías recalentadas, como las del Sur de Europa.
¿Por qué no afecta a Alemania? Porque Alemania mantiene un mejor control sobre las hipotecas, pero sobre todo porque vende maquinaria altamente especializada a la China. Acumula un enorme superávit. ¿Y por qué España se libra de ser intervenida?, (aunque lo es sobre una parte de su sistema bancario). Porque el Banco de Santander y el BBVA tienen negocios en Latinoamérica, (menos afectada por las subprime), y pueden re-flotarse.
¿Y por qué Grecia al final no regresa a su dracma? Según el autor este cambio requería el permiso del Congreso. Simplemente el anuncio de que esta iniciativa iba a discutirse hubiera generado un movimiento de capitales aún mayor del que ya existía, suspensión de pagos, y un largo etcétera. La conversión de cajeros automáticos del euro al dracma y la simultánea devaluación del dracma, hubiera llevado a la ruina a muchos ahorradores modestos. La quita del 50% de la deuda supuso un camino más sensato, y el dúo Dragui-Merkel un liderazgo mas suave que el anterior responsable del Banco Europeo: Trichet. Al final…. ¡Cuánto le debemos los europeos a Mario Dragui y su valedora, Angela Merkel, en esta dura batalla del euro! Porque, (y esta es una de las enseñanzas de este libro), un sistema monetario solo se mantiene si hay un flujo de riqueza entre las zonas ricas y más pobres del espacio económico. Un fuerte desequilibrio incorpora tensiones insoportables. Y eso quiere decir una fiscalidad común, o al menos la presencia de mecanismos compensatorios que satisfagan a todos los países.
Recomiendo también la lectura del por qué la moneda china no tiene la presencia internacional que se merecería. Nadie se lo impediría, pero forma parte de una estrategia muy reflexionada de los propios chinos… También muy interesante el convencimiento del autor de que las monedas digitales no desplazaran a las actuales, al menos en su diseño actual… Lean el libro…
Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes
Notas. –
La autoridad monetaria fijaba un cambio entre moneda de oro y de plata. Resulta anecdótico citar que Newton, cuando fue nombrado Guardián del Tesoro, fijó un cambio entre oro y plata que perjudicó la economía inglesa. Mala idea nombrar a un físico para una tarea propia de economista.
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Pinker S. «Racionalidad». Qué es, por qué escasea y cómo promoverla. Paidós. Ed. Planeta Barna 2021.
Pinker es un aclamado psicólogo y autor de best sellers. El libro que comentamos no resulta especialmente dirigido al gran público, incluso diría que tiene capítulos de difícil lectura para personas no acostumbradas a la estadística. Pero sin duda es un libro muy recomendable.
Empiezo por casi el final de la obra: racionalidad, nos dice el autor, es sobre todo aplicar una metodología a nuestra manera de decidir (pág. 371). Pero decidir bien no es fácil. Por un lado tenemos recurso cognitivos que hemos desarrollado a lo largo de generaciones, y que por desgracia pueden falsear en ocasiones la visión que tenemos de la realidad. También nos cuesta apreciar la realidad que nos rodea, y apenas nos permitimos dudar. Cuando estamos muy apurados, echamos mano del pensamiento que Pinker llama “mítico”, un recurso cultural que abarca desde el esoterismo, el pensamiento mágico o creencias sobrenaturales. Finalmente, las falacias de razonamiento y un desconocimiento de las leyes del azar y la probabilidad, nos conducen a decisiones erróneas.
Las páginas que dedica Pinker a comentar las falacias de razonamiento no son para nada originales. Decenas de libros las comentan de manera prolija, y casi podemos decir que han entrado en el común acerbo. Sin embargo, hay un aspecto en su planteamiento que sí resulta original: hay una base psicológica para muchas de estas falacias, un sustrato que deriva de nuestras vicisitudes como especie animal y que las justifica.
Resulta persuasivo el ejemplo de Monty Hall. Veamos: en un concurso televisivo se muestran tres puertas y el concursante debe adivinar detrás de cuál de dichas puertas se esconde un coche. Elige la puerta número 2. El presentador a continuación abre la puerta 1 donde se aloja una cabra. Bueno, ahora resulta que el coche o está en la puerta 2 o en la 3… El presentador invita a reconsiderar su primera elección: “¿quiere usted cambiar de apuesta?”. El concursante deniega: persiste en su elección. La pregunta de Pinker es la siguiente: ¿hace bien el concursante en no cambiar su elección?
La respuesta es: el concursante actuaría con un máximo de racionalidad cambiando su elección, (Figura 1).
En la figura 1 vemos que solo en un de las elecciones, (el concursante eligió de entrada la puerta con el coche), perdería si cambiara su elección. Pero en las otras dos ganaría. Es decir, tiene más probabilidades de ganar si cambia su elección.
Confundimos propensión con probabilidad. Sabemos que el coche estará detrás de alguna de estas puertas, y que no por el hecho de abrir una de estas puertas el coche se desplazará a otra. Por consiguiente, pensamos que nuestra primera elección continúa siendo válida. Actuamos siguiendo un modelo mental que presupone que el mundo funciona de una determinada manera, (propensión de los objetos a no desplazarse si alguien no los desplaza), sin tener en cuenta que al abrir una de las puertas la probabilidad ha cambiado. Ahora la probabilidad de acertar realizando una nueva elección no es de un tercio, sino del 50%.
Aunque la figura 1 es muy reveladora, también lo es suponiendo que no hay 3 puertas, sino 1000. Elegimos una de las puertas y el presentador abre 998 puertas donde hay 998 cabras. Nos dice: ¿cambia usted de opinión y elige la otra puerta, o persiste en su primera elección? Desde luego nadie dudaría en cambiar. Porque como dice Pinker, en esta elección no vale guiarse por propensiones, es decir, por modelos mentales de cómo funciona el mundo. En este caso el único modelo válido a aplicar es el de la probabilidad que no se rige por propensiones, sino por lo que ignoramos del mundo. Si el presentador descarta una de las 3 puertas, debemos ignorar la propensión a guiarnos por nuestras primeras intuiciones, y aplicar las leyes de probabilidad.
Algo similar ocurre con los diagnósticos. Las primeras hipótesis que se le ocurren al médico, (por supuesto tras escuchar y explorar a un paciente), tienen la estima de ser intuiciones “propias”… “si se me han ocurrido por algo será”, piensa el clínico… Pero el profesional tiene que estar muy atento a cualquier dato que no se ajuste a esta hipótesis, y abrir su mente a otras posibilidades. Serían lo que en términos filosóficos se llaman contra-fácticos.
Apartarnos de estas primeras hipótesis es reconocer que podemos estar equivocados, y eso no nos gusta. Hay una carga emocional en cada decisión que tomamos, queremos estar en lo cierto como si de ello dependiera reafirmar nuestra personalidad o autoridad o legitimidad…
Otras veces las alternativas a nuestras primeras intuiciones son desagradables, (por ejemplo, presuponer que una pérdida de peso puede deberse a una enfermedad neoplásica), o moralmente repudiables. Pinker llama “contrafácticos heréticos” al hecho, por ejemplo, de plantear si es mejor invertir un millón de euros en salvar una vida, o con este dinero realizar una actividad para prevenir el SIDA, (y posiblemente salvar más vidas en un futuro). La vida de una persona por definición “no tiene precio”, así que ni se plantea la disyuntiva en relación a posibilidades futuras e hipotéticas.
Desde mi punto de vista el Capítulo 5 relativo al Teorema de Bayes es el más brillante de la obra. Este teorema calcula la probabilidad de un suceso cuando se dan determinadas condiciones. Un ejemplo médico: una maniobra meniscal positiva realizada por el traumatólogo tiene más probabilidades de revelar que en efecto el paciente tiene un problema meniscal, que si la realiza un médico de familia. Y no por el hecho de que la haga mejor, sino porque en la sala de espera de un traumatólogo hay más pacientes con problemas meniscales que en la sala de espera del médico de familia. A este porcentaje de pacientes con el menisco roto le llamaremos “tasa base”.
La tasa base debe considerarse en cualquier cálculo de probabilidad. Curiosamente aquí si resulta apropiado tener en cuenta las “propensiones”, (el comentario es mío). Por ejemplo, es altamente improbable que alguien extraiga piedras vesiculares sin cortar la piel del paciente, (como algunos curanderos pretendían hacer). Ante improbables afirmaciones se requieren excepcionales pruebas de verificación. Igual para transmisiones telepáticas de mensajes. Si no tenemos un modelo que avale la telepatía, ni hechos cotidianos que nos induzcan a pensar que la telepatía es algo habitual en el género humano, deberemos aplicar medidas de control excepcionales cuando alguien pretenda que en efecto tiene poderes telepáticos. En todos estos casos la tasa base, (acontecimientos similares que han ocurrido previamente, conocidos por nosotros), es cero.
Un caso curioso es el siguiente: “los pacientes con cáncer hepático no tienen ningún síntoma previo; yo no tengo ningún síntoma de enfermedad, por consiguiente, puedo padecer un cáncer hepático”
El razonamiento es impoluto, pero hay que añadir: “en efecto, es posible, pero la tasa base de cánceres hepáticos es tan bajo que hace enormemente improbable que tenga usted cáncer hepático”.
Ahora bien, apreciar la importancia de una tasa base no resulta tan obvio como pudiera parecer en un primer vistazo. Por ejemplo, los efectos secundarios de una vacuna son de uno cada 10.000 personas… ¿es eso mucho o poco? Solo nos damos cuenta de la importancia que tiene “para mi” una probabilidad si la comparamos con otras probabilidades que nos resulten más cercanas. Para seguir con el ejemplo, la letalidad por COVID en España ha sido un poco superior al 1%. Otro ejemplo: que te toque el gordo de Navidad es más o menos tan probable como morir porque te caiga un rayo. El siguiente párrafo puede ser un buen resumen de las ideas de Pinker:
“En lo tocante a la salud, nuestra dificultad con el razonamiento bayesiano puede aterrorizarnos al sobreinterpretar un resultado positivo en la prueba de una enfermedad crónica. Podemos ser convencidos o disuadidos de la cirugía dependiendo de la elección de palabras en las que se formulan lo riesgos en lugar del equilibrio de riesgos y beneficios. Nuestras intuiciones relativas a las esencias nos llevan a rechazar las vacunas que salvan vidas y a abrazar un curanderismo peligroso. Las correlaciones ilusorias, así como la confusión de la correlación con la causalidad, nos lleva a aceptar diagnósticos y tratamientos carentes de valor (…). La incapacidad de sopesar riesgos y recompensas nos hacen correr riesgos estúpidos»… (pág 373).
Todo ello nos lleva a un punto crucial: cómo tomamos decisiones importantes. ¿Lo hacemos movidos por emociones impulsivas, o somos capaces de rechazar los primeros pensamientos, las primeras hipótesis si se trata de un diagnóstico, o los primeros planes en caso de un proyecto? Los ingleses tienen esta hermosa expresión: “second thoughts”, pensamientos segundos. Añadiría la siguiente reflexión: quizás seamos capaces de decidir de manera racional cuando vamos a comprar una nevera, y en cambio nos sentimos a merced de un impulso incontrolable cuando se trata de comprar un coche. Es decir, somos capaces de decidir racionalmente cuando las opciones sobre la mesa movilizan poca carga sentimental. Por ello un buen decisor ante todo identifica el grado de implicación emocional, y tiene trucos para compensarla.
Francesc Borrell
Sant Pere de Ribes.
WEBS DE INTERÉS
La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes acoge diferentes fondos editoriales entres los que hoy destacamos la Biblioteca Joan Lluis Vives, de poetas valencianos y catalanes. Cada autor tiene un resumen biográfico y una antología de poemas en Open Acces. Una gran oportunidad para conocer diferentes voces, algunas muy conocidas como Maragall, Llull, pero otras contemporáneas, apenas difundidas y de gran calidad.
Podéis bucear en este espacio libremente clicando :
La Redacción.-
ARTÍCULO COMENTADO
Hare EH. Locura masturbatoria: historia de una idea. En: Hare EH El origen de las enfermedades mentales. Fundación Archivos de Neurobiologia. Ed. Triacastela. Madrid 2002.
Edward E. Hare (1917-1996) fue un psiquiatra inglés que trabajó como clínico y epidemiólogo. También fue un notable historiador, atento a las corrientes de pensamiento que han marcado en cada momento la interpretación lega y científica de las enfermedades mentales.
Atribuir a la masturbación todo tipo de síntomas e incluso severas patologías mentales, tiene una larga historia. Desde Hipócrates se creía que abusar de la actividad sexual perjudicaba la salud. Fue en el siglo XVIII cuando toma cuerpo la imputación de la masturbación como causa de “dificultad de movimiento, convulsiones, delgadez, sequedad, sofocos y dolores en las membranas del cerebro, junto a embotamiento de los sentidos,-en particular de la vista-, tabes dorsalis, estupidez y trastornos similares” (Boerhaave, Institutes of Medicine, 1708). Poco después, 1723, se publicaba Onania ,or the Heinous Sin of Self-Pollution, de autor desconocido, posiblemente un clérigo. Atribuía a la masturbación un elenco de síntomas pero ninguna enfermedad mental grave, pero si la epilepsia. Este mismo año un médico publicaba una crítica a este libro, que curiosamente cayó en el olvido.
La fama de este libro perduró 100 años, (el mismo Voltaire se hace eco), y aunque la masturbación como etiología de trastornos se refina y acota, no deja de ser un cajón de sastre para muchos síntomas mal explicados por la psiquiatría de la época. No es hasta 1834 que Flemming se atreve a postular que quizás la masturbación sea consecuencia y no causa de un estado morboso. Esta línea escéptica gana adeptos, y se llega a la conclusión -finales siglo XIX- de que no es causa de epilepsia u otras enfermedades graves, sino más bien de estados neuróticos (Charcot, Janet).
Fue durante el siglo XIX que se intentan métodos para prevenir o curar la masturbación, algunos ciertamente radicales: clitoridectomía, abrasión del prepucio, castración…. Pero los cirujanos no tardaron en darse cuenta de que aquellos métodos implicaban un sufrimiento superior al daño que trataban de reparar, y fueron abandonados. También los tratamientos farmacológicos, sobre todo el bromuro de potasio).
La hipótesis neuroasténica perdura hasta los años 30 del siglo XX. La masturbación además, fijaría una forma infantil de sexualidad (Freud), y los remordimientos derivados de estos actos acabarían de justificar una neurosis, (por desgracia algo de eso perdura en nuestros días). Este cambio se debió sobre todo a los estudios de campo sobre sexualidad, donde se verificó que la masturbación era practicada por casi la totalidad de los hombres y al menos el 60% de las mujeres. También porque las observaciones clínicas no lograban demostrar un empeoramiento de los síntomas en pacientes con enfermedades mentales graves que continuaban masturbándose, en relación con los que eran sometidos a contenciones.
Hare se pregunta cómo fue posible que persistieran tanto tópicos alrededor de la hipótesis masturbatoria, cuando los datos empíricos lo desmentían. Aboga en primer lugar por un conservadurismo rampante, que provocó una falta de escepticismo. Afirma:
“La ausencia de escepticismo (como podemos llamarla) refleja la circunstancia de que en medicina cualquier hipótesis es mejor que ninguna. Un científico consideraría esta circunstancia desalentadora, aunque (…) la medicina se ha dedicado menos a la búsqueda de tratamientos efectivos que a la práctica de rituales tradicionales” (pág. 304).
En otras palabras: la hipótesis masturbatoria llenaba un hueco en las explicaciones que el especialista podía ofrecer a la sociedad. Aparecía a los ojos del lego como algo obvio, o al menos, posible, apoyado por autoridades médicas y religiosas.
Además, se manejaban algunas falacias de razonamientos que son de nuestro interés:
– Falacia de observación: Los médicos alienistas observaban grupos de personas afectadas por diversas enfermedades mentales, y en algunos casos se masturbaban si pudor. No tenían en cuenta que muchas personas sanas también lo hacían sin ninguna consecuencia.
–Falsa analogía: Por otro lado aplicaban una falsa analogía, comparando la masturbación al alcoholismo.
–Falacia de tratamiento: al remitir de manera espontánea algunas enfermedades mentales, también remitía la masturbación, contribuyendo a que se asociaran ambos fenómenos.
Hare se pregunta qué hubiera clarificado el tema en el siglo XIX, con la perspectiva actual. Desde luego acotar lo que se pudiera entender como masturbación morbosa, registrarla de manera rigurosa en pacientes con diversas entidades y también colectivos sanos, y observar su efecto a lo largo de un período temporal suficiente. En fin, una lección de cómo los prejuicios tienen efectos en la comprensión de las enfermedades mentales, y, por extensión, sobre cómo percibimos nuestro mundo.
Pablo Oliveras
Murcia
VIDEO RECOMENDADO
La Atención Primaria de Salud, por Salvador Tranche.
Salvador Tranche nos dejó con 65 años, tras varios años de liderar la Sociedad Española de Medicina de Familia, la más importante del país, con 22.000 socios. En esta conferencia traza un certero bosquejo de lo que significa este nivel asistencial en la España del siglo XXI, y el modelo asistencial que desean los médicos de familia, tan a corto plazo como medio y largo. Un homenaje a este médico de familia que tanto ha hecho por el bienestar de la sociedad española.
La Redacción.-